lunes, 1 de diciembre de 2008

Una lección de democracia para liceístas de Tucumán. Por Gonzalo Neidal

En el Liceo Militar Gregorio Aráoz de Lamadrid, en Tucumán, los egresados tienen una costumbre: elegir a un personaje con el que esa promoción se identifica. Lo elijen por su trayectoria, sus valores morales, su conducta, su talento, su vocación de servicio. El año pasado, por ejemplo, eligieron al fallecido Papa Juan Pablo II.

La elección de este año recayó sobre un argentino ajeno a la Iglesia: Julio César Cleto Cobos. Cuando los cadetes se aprestaban a grabar el nombre del vicepresidente en ejercicio junto al de ellos, las autoridades del Liceo les hicieron saber que ese nombre no podía ser colocado en la placa, aunque hubiera sido elegido por los 48 egresados de la promoción 25ª.
Aunque los padres se quejaron y respaldaron mayoritariamente la actitud y elección de sus hijos adolescentes, las autoridades del Instituto Militar no cambiaron su punto de vista. Los alumnos, entonces, decidieron dejar el lugar el blanco.
En actitud desafiante, los egresados, lucieron remeras con leyendas de apoyo a Cobos en algunas actividades recreativas de fin de año, algunas incluso con el rostro del vicepresidente.
Resulta sintomático que los alumnos eligieran a Cobos como su referente. Es indudable su ánimo inequívoco de rechazo al gobierno y de apoyo a la rebeldía con la que la figura de Cobos indudablemente ha quedado identificada.
Nos hubiera gustado ver la cara de la Ministro de Defensa Nilda Garré cuando le dijeron el nombre del personaje elegido. La gran luchadora por los derechos del pueblo, no pudo absorber la módica expresión de rebeldía de cuatro docenas de jóvenes estudiantes que, en un acto casi de rutina democrática, eligieron un personaje con el cual bautizar a su promoción.
Por supuesto que, al primer cambio de gobierno, la voluntad de los alumnos será resarcida de tanta intolerancia. Y casi seguro también que, a partir de ahora, y si Cristina Kirchner sigue en declive, como todo lo hace pensar, cada año la promoción liceísta elegirá a un personaje lo suficientemente irritativo como para obtener el voto de censura presidencial y no dejar a la actual promoción con el monopolio de la rebeldía liceísta.
Tratándose de un liceo militar, la aspiración presidencial no podría ser otra que allí reine la democracia. Sobre todo en los jóvenes estudiantes, cuyo comportamiento futuro seguramente se fragua en esas aulas y en el ejemplo de sus docentes, autoridades y jerarquía.
Entendemos a Garré: debe haber sentido terror con sólo imaginarse la ira de Néstor al ver a Cobos ungido en ejemplo de un instituto militar. La furia del patrón podría haberle costado el puesto.
Pero está muy bien: a los jóvenes liceístas hay que enseñarles desde chicos la importancia de la democracia. Pero también que en estos tiempos la democracia debe ejercerse con mucha responsabilidad y tino. ¿A quién se le ocurre elegir a un personaje que no cuente con la anuencia presidencial? Para el próximo año, con fines educativos y para ayudar a los jóvenes a ejercer la democracia de un modo más compatible con las ideas que prevalecen en el Ministerio de Defensa, el gobierno nacional debería hacer una cartilla con instrucciones y, además, añadir una lista de diez o veinte personajes de entre los cuales deberán elegir los egresados.
En esa lista deberían figurar, para ayudar a los adolescentes en tan difícil edad, los hombres y mujeres que han sabido destacarse con el cuidadoso cultivo de elevados valores. Por ejemplo, Hebe de Bonafini, Luis D’Elías, Guillermo Moreno, Hugo Chávez o Ernesto Guevara.
La prohibición del nombre de Cobos, quién puede dudarlo, es una contribución invalorable a la reeducación de las Fuerzas Armadas en los valores de la democracia.


Publicado en La Mañana de Córdoba - 01-12-2008.

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