viernes, 19 de diciembre de 2008

Por qué el mundo va hacia una nueva gran depresión

Ben Bernanke había asegurado en un homenaje a Milton Friedman, el economista fundador de la Escuela de Chicago, que nunca más la Reserva Federal cometería los errores que llevaron a Estados Unidos a la Gran Depresión del 30. Es cierto, no se cometieron esos errores. Se cometieron otros, incluso peores. Es por eso que de manera casi unánime los economistas ya vaticinan sin dudar que el mundo se encamina hacia una severa recesión que por lo menos durará un año. Otros, más drásticos, ya plantean escenarios catástrofe, con una prolongada depresión que desplazará el eje dinámico del capitalismo de Occidente a Oriente.Uno de los economistas que apuestan por una crisis de gran intensidad es el especialista Paul B Farrell, quien enumera una serie de indicadores líderes, los cuales apuntan hacia una Gran Depresión, de similares o peores características a las del ´29.

Dice Farrell que cada uno de los problemas enumerados tiene una o más soluciones posibles, pero todas juntas son imposibles de resolver bajo el actual enfoque del problema que tienen los dos partidos mayoritarios de los Estados Unidos, y por lo tanto, la implosión de la economía de aquél país (y el mundo) es virtualmente inevitable.Aquí se enumeran algunos los problemas que, según el economista norteamericano, llevarán al colapso económico final:Henry Paulson, secretario del Tesoro de los Estados Unidos duda y se contradice sobre la forma de aplicar el paquete de ayuda de 700 mil millones y lleva más pánico y confusión a los inversores. American Express se ha unido a los gigantes financieros Goldman Sachs y J.P.Morgan, en la búsqueda desperada de dinero en efectivo de la Reserva Federal. A su vez, la FED tiene planes para inyectar 3,6 billones de dólares en el mercado monetario. El Tesoro norteamericano bajo cuerda le ahorra impuestos a las grandes corporaciones, como parte del plan de rescate, trasladando esos costos a los Estados, cuyos ingresos caerán, y por lo tanto, también se incrementarán sus deudas, caerá el gasto público y los servicios. El Estado, en todos los niveles, ha perdido cientos de miles de millones de dólares en canjes derivados.En 1990 había 610 fondos de inversión; ahora hay alrededor de 10 mil. Sus ganancias se han evaporado.La deuda de los consumidores ha crecido hasta un nivel de 2,5 billones de dólares; ésta es la próxima gran crisis que se avecina, ya que la mayoría de esa deuda será incobrable en el corto y mediano plazo.La manipulación de datos del Gobierno de Bush: La guerra en Irak no costó 600 mil millones; ahora se estima que habría costado tres billones de dólares. Los costos ocultos del paquete de ayuda de 700 mil millones es de aproximadamente 5 billones de dólares más 1 billón extra en el pase a pérdida de activos. Los precios de los commodities están en caída libre, las exportaciones en picada, así como el resto de las monedas mundiales, acelerando la quiebra de la economía global. Los tres mayores fabricantes de autos de los Estados Unidos (Ford, GM y Chrysler) están virtualmente en bancarrota; se estima la pérdida casi inevitable de unos dos millones y medio de puestos de trabajo.Todos los títulos de deuda emitidos por las empresas de los Estados Unidos, de las más calificadas a las peores, tuvieron caídas superiores al 25 por ciento en las últimas semanas. Gigantescas bancarrotas en el sector minorista: empresas como Circuit City, Sharper Image, Mervyns, etc. Las ventas en los shopping centers están en caída libre.El desempleo se disparará hacia niveles no vistos en décadas. Según Farrell, volverán las viejas fotos de los años '30 de las largas filas de personas esperando por un plato de sopa.Las políticas del gobierno son decididas "por un conjunto de 42 mil lobistas miopes, muy bien pagos y codiciosos".El PBI de China comienza a desmoronarse y saca del cajón un plan de estímulo de 586 mil millones de dólares que no alcanza ni para inmutar un segundo a Wall Street.La deflación se globaliza e incluso en países como la Argentina, de altísima inflación, se comienza a observar una franca desaceleración en la suba de precios. El costo de los servicios de retiros y salud pública en los Estados Unidos suman obligaciones por 60 billones de dólares, para las cuales no hay fondos disponibles. Mientras tanto, casi 50 millones de estadounidenses carecen de seguro médico. Y esa cifra crecerá de manera notable en los próximos meses.El nuevo "New Deal" de Obama: planea gastar miles de millones de dólares en infraestructura, agregando más deuda a una de por sí insostenible e inmanejable deuda pública. Como si fuera poco, la actual administración está condicionando gravemente al futuro gobierno asumiendo nuevas y gigantescas obligaciones fiscales.El mensaje "anti-impuestos" es una nueva y peligrosa burbuja, según Farrell, una modernizada versión del sueño americano de ofrecer una comida gratis, sin sacrificio alguno, exponiendo a la gente a nuevas falsas promesas.El experto señala que todo lo que pasó en 2008 no es más que el prolegómeno de un desastre que se profundizará en 2011 y más allá, sin una recuperación visible de los mercados y la economía. Y la principal razón es que muchos de los problemas antes expuestos se pueden resolver de manera separada, pero colectivamente han generado una ideología fallida que sólo puede dispara el desastre. En otras palabras, todo irá peor, porque el estadounidense promedio no está preparado ni dispuesto a afrontar un incremento de sus impuestos. Ambos partidos disputan por reducirlos, bajando los ingresos del gobierno, y ambos partidos impulsan nuevos programas que aumentan el gasto público.

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