jueves, 11 de diciembre de 2008

Política, falsedad y perversión. Por Gonzalo Neidal


Ayer reapareció Néstor Kirchner con un discurso de su cuño.
En un acto partidario dijo que “con la Resolución 125 estaríamos mucho mejor”.
No se entiende demasiado bien lo que quiso decir.
¿Será que le está echando la culpa a Cobos y a su voto “no positivo” por la situación del país?
¿O será que se está burlando del campo porque, al no ser aprobada la Resolución 125, ahora los productores han visto descender su ingreso de forma notable en razón de la caída de los precios internacionales?
Recordemos cómo fueron los hechos:
Antes y después del debate iniciado el 11 de marzo, el sector agrario se ha quejado por las políticas del gobierno hacia el agro. Ha rechazado la falta de políticas globales y también el elevado nivel de las retenciones, que llegaban al 35% del precio total.
Cuando Martín Lousteau implementó las retenciones móviles, el campo consideró que la situación ya se tornaba intolerable pues, mientras los precios de los insumos continuaban creciendo, el estado preveía quedarse con hasta el 95% de cualquier probable aumento en el precio de las commodities agrarias.
El gobierno, para legitimar su determinación, mandó al Congreso la norma y fue derrotado por el famoso voto de Cobos.
Y desde entonces se quedó con la sangre en el ojo, esperando el momento de su venganza. La crisis mundial le ha dado ahora la oportunidad.
Los precios de los bienes primarios están cayendo casi a diario y las retenciones del 35% para la soja se han vuelto insoportables. El gobernador de Córdoba ya ha sugerido al gobierno que reconsidere la situación. El sector agropecuario ha vuelto a ponerse en pie de lucha.
Es cierto lo que dice Kirchner: si la Resolución 125 hubiese sido aprobada, ahora las retenciones serían menores, conforme a la tabla que contenía esa norma, que contemplaba menor porcentaje de retenciones para menor cotización de los productos.
Pero uno puede preguntarse entonces, ¿por qué Kirchner no aplica la parte pertinente de la Resolución, tomando en cuenta los precios actuales de los cereales y oleaginosas? ¿Qué le impide aplicarla? ¿Acaso él piensa que tal rebaja sería rechazada por el agro?
No: con su temperamento adolescente, Kirchner sólo aspira a burlarse del infortunio de los productores. Ahora que los precios han bajado, necesitan una baja en las retenciones, que es lo que ellos reclamaron a lo largo de su pelea de cuatro meses.
Kirchner prefiere decirles: “Uds. no quisieron que se aprobara la Resolución 125, pues bien, entonces ahora embrómense”. Y se burla de ellos diciendo que si se hubiera aprobado esa resolución, todo estaría mejor ahora.
El gobierno apela a un argumento falaz: dice que la situación de los chacareros es mala porque ellos mismos se negaron a aprobar una norma que los beneficiaba. Sin embargo, las cosas no fueron así: los productores vienen luchando por una menor carga tributaria, sea con alícuotas móviles o fijas. La Resolución 125 las aumentaba para un tramo de ingresos y las bajaba para otro tramo, siempre en niveles altísimos.
Ahora, por ejemplo, las retenciones son –en términos reales- mucho más altas que en marzo, cuando comenzó el conflicto.
Por eso los chacareros están nuevamente en pie de guerra.
Lo que menos necesitamos en este momento es que Néstor Kirchner se haga el pícaro.

Publicado en La Mañana de Córdoba el jueves 11-12-2008.

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