martes, 16 de diciembre de 2008

Los Kirchner y la unidad sudamericana


(Publicado en La Mañana de Córdoba - Martes 16-12-2008)
Brasil tiene auténtica vocación de liderazgo regional. Y tiene con qué ejercer ese sitial al que aspira. Hay en ese país una actitud de construcción que sobrevive a todos los gobiernos. Al lado de ellos, nuestros gobernantes parecen niños caprichosos.
Ayer comenzó en Salvador de Bahía, al norte de Brasil, una nueva reunión cumbre del Unasur, un grupo subcontinental que impulsa la nación hermana y que pretende incluir a todos los países de América del Sur. Hace tiempo que Brasil tiene una visión más concreta que la nuestra acerca de lo que significa la unidad viable de los países de Sudamérica. Una óptica más realista que nuestra permanente y teórica adhesión emocional a América Latina. Todos sabemos que, en los hechos, jamás podremos contar con México (“tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”) ni con los países de Centro América, tan ajenos siempre a la problemática del sur del continente. Por eso, la ambición de Brasil, aunque parezca más limitada y menos ambiciosa, tiene una cuota de realismo que la hace verdaderamente viable en lo político.
Pero claro, Brasil tiene un problema: el hostigamiento de algunos gobiernos de países hermanos que lo atacan de uno u otro modo. Quizá Chávez aspire a liderar a todos los pueblos de esta parte del continente. Nos tememos, sin embargo, que con el petróleo bordeando los 40 dólares el barril, se le haga complicado todo, incluso sostener el nivel de gasto público en su propio país.
Argentina, para colaborar con la unidad del sur del continente, ha propuesto a Néstor Kirchner como presidente pro tempore del Unasur. Un gesto amistoso, sin duda. Pero este sitial le ha sido cuestionado por Uruguay, por Colombia y también por Perú. Y digamos que cada uno tiene sus motivos para objetar a nuestro atrabiliario ex presidente.
El Uruguay, por ejemplo, hace dos años que tiene cortado el puente que une Fray Bentos con Gualeguaychú, en razón del conflicto por la instalación de la pastera Botnia. Y Don Néstor ha tenido mucho que ver con eso: por momentos alentó a los asambleístas y, durante todo este tiempo no ha sabido cómo hacer para que este puente quede liberado. Es muy razonable, entonces, que Uruguay no lo quiera como presidente del Unasur.
Algo similar pasa con Colombia, a quien Néstor le dedicó el papelón de fines del año pasado, cuando apenas asumida Cristina, su esposo integró una delegación que supuestamente liberaría a Ingrid Betancourt, lo que nunca sucedió. En ese momento, Argentina quedó subordinada a la estrategia de Chávez, que fue desairado por los terroristas de las FARC. El alineamiento de Argentina con el presidente venezolano supone un distanciamiento del Brasil que, junto a nuestro país, constituyen el núcleo esencial del MERCOSUR y de cualquier proyecto de formación de un bloque económico y político en el sur del continente.
Algunos piensan que Néstor debería retirar su candidatura, pues resulta justificadamente irritante para algunos países de la región. Y la clave de cualquier intento de unidad es el consenso. Si su candidatura se somete a votación y se impone a los países que se oponen, entonces se sembrará la discordia en la naciente Unasur.
Pero hay quienes piensan distinto.
Hay algunos argentinos que, enterados de que para el caso que Néstor sea elegido presidente del Unasur, deberá residir un tiempo en Quito, Ecuador, se muestran propensos a enviar sendas delegaciones persuasivas hacia Uruguay y Colombia, con el objetivo de convencer a sus presidentes de que Néstor no es tan malo como se dice en la Argentina, que deberían darle una oportunidad como presidente del Unasur.
Probablemente sea un nuevo Bolívar y, en agradecimiento a su gestión de unidad sudamericana, su presencia sea reclamada para siempre fuera de la Argentina.
Quizá sea esa la fórmula de la felicidad para muchos hombres y mujeres del Sur de América.

No hay comentarios:

Publicar un comentario