domingo, 28 de diciembre de 2008

El campo en su laberinto


Otra vez se escuchan los tambores de guerra. Y la fecha de inicio oficial de la nueva ofensiva es el próximo cinco de enero, cuando se espera que la Mesa de Enlace anuncie su plan de lucha 2009. Se rumorea que los sectores más díscolos promueven piquetes contra el rally Dakar, se habla de bloqueos totales a las rutas de acceso a los centros turísticos y de “asambleas permanentes” en los habituales puntos fuertes de concentración de los chacareros, como Gualeguaychú, San Pedro y otras localidades emblemáticas. “Hoy corremos con la ventaja de haber adquirido un gran prestigio como sector”, dijo Hugo Luis Biolcati, titular de la Sociedad Rural. Difícilmente una protesta feroz le dé más lustre al sector; en realidad habrá que observar cuánto tarda en desvanecerse ese prestigio si la sociedad queda nuevamente atrapada como rehén de la disputa.
Este nuevo capítulo de la guerra gaucha, con la vieja metodología del piquete o sus eufemismos se anticipa muy poco recomendable: en primer lugar para el conjunto de la sociedad, que tendrá un 2009 bastante complicado como para agregarle al menú de sinsabores un plato de inflación especulativa, desabastecimiento y otros efectos colaterales imprevisibles; para los propios chacareros, porque no encontrarán demasiado eco en sus airados reclamos, e incluso pueden poner en riesgo todo el capital político que acumularon hasta la primera mitad de 2008, una fuerza política que se supone deberían utilizar a pleno en las elecciones legislativas; y lógicamente para el gobierno, ya que está visto y comprobado que su imagen pública y sus lealtades políticas tienden a debilitarse y disolverse a medida que se muestra más belicoso y arrogante contra un sector de la sociedad, cualquiera sea. Y si continúa alimentando deliberadamente el conflicto con nuevas provocaciones contra los ruralistas, finalmente, sí, es probable que la revolución gaucha termine vencida, pero el gobierno estará muerto.

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