jueves, 13 de septiembre de 2012

Hollande no leyó a Krugman. Por Gonzalo Neidal


Como sobre casi todo lo que ocurre en economía, hay dos visiones sobre la crisis de Europa.
Una, echa la culpa de la crisis por la que transita el viejo continente, al “neoliberalismo”. Un clásico. El neoliberalismo aparece como un fantasma que recorre el mundo haciendo daño en las economías. Los gobiernos lo adoptan por error, distracción o simple malignidad pues no hay ninguna causa material para que ese horroroso sistema sea implementado.
Leer más...

No sólo de papa vive el hombre. Por Gonzalo Neidal


El gobernador José Manuel de la Sota, ya en franca actitud desafiante hacia el gobierno nacional, ha querido señalar un canon de lo que a su juicio serían las prioridades de “la gente”, modo impreciso con el que se designa a ese sujeto plural  e indeterminado que es el ciudadano promedio.
Leer más...

Ventajas de trabajar para el estado. Por Gonzalo Neidal


Apenas el gobierno de Ramón Mestre comenzó a insinuar su intención de privatizar la empresa de transporte urbano municipal TAMSE, sus empleados se han declarado en rebeldía y han comenzado a tomar diversas medidas de fuerza.
Leer más...

La política y los libros. Por Gonzalo Neidal


El tiempo que vivimos es, en gran medida, un “revival” de los años sesenta y setenta. Los que hoy gobiernan son los jóvenes de aquel tiempo de plomo y sangre. De modo tal que resulta inevitable que esa experiencia de hace treinta o cuarenta años deje su marca en el presente.
Leer más...

La conciencia de la propia finitud. Por Daniel V. González


Cada vez que nos empeñamos en formular una suerte de balance o racconto de la situación política, surge inevitablemente el lugar común y aparecen palabras tales como “momento crucial”, “situación singular” o “encrucijada decisiva”. Es un intento de hacer notar la particularidad y la importancia, para el destino del país, de los acontecimientos de inminente ocurrencia. Y en tal caso se corre el riesgo cierto de que tales dichos puedan ser tan devaluados como los anuncios de aquel pastor que proclamaba la presencia amenazante del lobo.
Leer más...

lunes, 10 de septiembre de 2012

No es país para rebeldes. Por Gonzalo Neidal


José Manuel De la Sota lo tiene bien claro: desde el gobierno nacional quieren hacerlo puré.
Lo quieren de rodillas, derrotado y humillado. Pero no para, una vez vencido, perdonarlo en reconocimiento de su gesto. No: quieren terminar con él de la peor manera. Cristina Kirchner busca escarmentarlo. A él y a todo el que ose levantar la voz contra la Casa Rosada. No hay lugar para díscolos, contestatarios ni quejosos.
Leer más...

domingo, 2 de septiembre de 2012

¿Nacionales y populares? Por Daniel Muchnik


En su último encuentro la gente de Carta Abierta, el centro de intelectuales defensores de las acciones del Gobierno propició una reforma constitucional. Con el claro objetivo de respaldar la re-reelección. Debería ser llevada adelante “por un sujeto constituyente popular, para establecer una barrera antineoliberal”.
Leer más...

Un artificio intencionado. Por Gonzalo Neidal


Clemente, el personaje de Caloi, popularizó una sentencia filosófica fundacional que atribuía a Alejandro Dolina: “todo lo que hacen los hombres es para levantar minas”. Sin mayores pretensiones creativas podemos parafrasearla con otro alcance: “todo lo que hacen los políticos es para obtener, conservar o acrecentar poder”.
Leer más...

Assange sí; Lanata no. Por Gonzalo Neidal


El caso de Julian Assange y sus revelaciones en Wikileaks nos ofrece algunas aristas risueñas, a la vez que grotescas. El caso es conocido: el periodista australiano, con la complicidad de un socio, logró el acceso a información secreta de diversas reparticiones del gobierno de los Estados Unidos, la reveló y generó una conmoción mundial.
Leer más...

La pelota y sus manchas. Gonzalo Neidal


La pregunta es: ¿cuántos  muertos más tiene que haber para que el gobierno se decida a poner fin a las barras bravas del fútbol? Una de dos: o se carece de la capacidad operativa para terminar con este flagelo o bien se lo tolera desembozadamente porque se considera anti popular enfrentar, presumiblemente, a un sector del pueblo que concurre a las canchas de fútbol en busca de diversión.
Leer más...