miércoles, 23 de noviembre de 2011

Juego de patriotas. Por Gonzalo Neidal

Lo que hasta el 23 de octubre era malo, pasó a ser bueno.
Muchas de las críticas que la oposición hacía al gobierno y que eran tachadas de alarmistas, ahora son aceptadas en los hechos por la presidenta y transformadas en causa nacional.
Cuando se señalaba que el nivel de subsidios era insostenible y que, además, mucho dinero iba a parar a manos de quienes no lo necesitaban, aparecían funcionarios de diverso orden y economistas admiradores de Boudou (ignoramos si también de La mancha de Rolando) para corregirnos y afirmar que todo estaba bien.

Pues bien, pasados los comicios el gobierno se lanzó desesperado a suprimir subsidios y a tratar de achicar un gasto público que se le torna inmanejable. Sermón para Aerolíneas, pase de Edesur a la Provincia de Buenos Aires, intento de endosar a Macri los subterráneos.

Y ahora, una gran carrera exhibicionista para anotarse entre los primeros en la lista de renunciadores al subsidio eléctrico, grilla que –como corresponde- encabeza la presidenta.

Los funcionarios andan a los codazos para demostrar su gran fervor patriótico. Cronómetro en mano se meten a renunciar a sus subsidios cuanto antes, no vaya a ser cosa que algún rival político lo haga antes que nosotros y quedemos escrachados por la prensa monopólica.

Se sienten como las damas mendocinas donando sus joyas a San Martín para sumarse a la liberación de la patria.

Si era tan acuciante y perentorio eliminar los subsidios a los sectores más acomodados ¿por qué el gobierno no lanzó la idea antes de la elección presidencial? Si era tan necesario para la economía nacional ¿por qué no implementarlo varios meses antes?

La demora en el ajuste tuvo razones electorales, claro está. En tiempos de campaña hay que decir que los subsidios pueden mantenerse sine die y que los servicios pueden ser baratos para siempre. Después se verá qué se hace.

Y ahora estamos en ese día después.

Ahora podemos darnos el lujo de ser más veraces y realistas que hace algunos meses.

Ahora hay que achicar el gasto como sea. Como decían muchos desde la oposición.

Pero al gobierno no le gusta dar malas noticias.

Que la gente renuncie por su cuenta.

Que sea patriota, que sea solidaria.

El gobierno parece querer evitar que lo señalen con el dedo y le digan que ahora hace lo que muchos le decían que debía hacer.

Y esto recién empieza.

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