martes, 22 de noviembre de 2011

Izquierda y derecha ante el ajuste. Por Gonzalo Neidal

Si quisiéramos exagerar podríamos decir que hay dos clases de políticas económicas: las de ajuste y acumulación y las de distribución. En cada país cada una de ellas es representada por sendos partidos políticos.
Conforme al canon progresista vigente, los buenos son los que distribuyen y los otros, los que ajustan y acumulan, los malos.


Sucede, claro, que ninguna política de distribución, de sensibilidad hacia los pobres, de gasto público volcado hacia lo social, puede ser eterna e ilimitada. Llega un momento en que tornan imposibles de sostener, cualquiera sea el grado de riqueza que tenga el país. Le pasó a Perón en la primera presidencia y ahora le está pasando a Cristina Kirchner.

Liberales y keynesianos.

Republicanos y populistas.

Los unos quieren bajos impuestos a la producción, acumulación, bajos salarios, menor gasto público. Los otros, todo lo contrario.

Siempre van a tener más votos los que prometen políticas que “beneficien al pueblo”, o sea, que pongan mucho dinero en beneficios sociales.

Y los otros, ¿acaso no se dan cuenta de las pocas posibilidades que tiene cualquier propuesta que no sea la de distribuir? Lo saben pero también saben que les es muy difícil acceder al poder cuando la economía es próspera y permite alto gasto público y distribución. En esa situación ¿qué puede proponerse a cambio? Nadie quiere escuchar que le digan que toda fiesta se paga y que, si se malgastan los fondos, la crisis nos golpeará más fuerte. A los que dicen eso, no los votamos.

¿Por qué la gente rechazó al socialismo en España y eligió a Partido Popular por tan amplio margen? Porque todos saben que llegó la hora del ajuste y también todos saben que no es el PSOE el más indicado para hacerlo. No lo hizo en su momento, durante su gobierno, entre otras cosas porque no está preparado para ello. Odia pagar los costos políticos que ello implica.

Y los próximos años, ante la evidencia de una notable caída en el nivel de vida de los españoles ocasionada por la crisis mundial (en la cual, seamos claros, Rodríguez Zapatero sólo tiene una culpa mínima), los socialistas dirán que “la derecha agrede al pueblo con sus ajustes” e irán acumulando votos de disconformes para cuando les toque gobernar ya con otras condiciones.

Cuando viene la crisis, no hay dos modos de enfrentarla sino sólo uno. Podrá haber graduaciones, matices sutiles, cuestiones de detalle pero todos los gobiernos de Europa, con problemas similares, deberán ajustar. Y esto significa bajar el gasto público, disminuir el déficit fiscal y evitar el despilfarro.

Nosotros, como hemos vivido en condiciones ventajosas durante todos estos años, todavía no hemos necesitado ser demasiado duros con el ajuste.

Pero que se viene, se viene.


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