jueves, 3 de noviembre de 2011

Capitalismo en serio. Por Gonzalo Neidal

Era inevitable.

Incluso, razonable: la holgura del éxito electoral autoriza a la pose docente. Aunque sea docencia de Siruela.
Carlos Menem, en su cenit, hacía lo mismo: sonreía con suficiencia y explicaba las razones de su milagro económico y el abatimiento de la inflación.

“Tenemos que hacer como Cristina”, bromeó Obama con Sarkozy, en referencia a los comicios que ambos deberán enfrentar pronto. “Hagan como nosotros”, es el reiterado mensaje tácito de los discursos presidenciales en los foros internacionales.

Porque, es sabido, Argentina le encontró la vuelta a la economía. Crecemos a tasas chinas y sin límite de recesión a la vista. ¿Condiciones excepcionales en el mercado mundial? Nada de eso. La razón del éxito está en nuestro programa económico.

Tanto éxito, entonces, nos releva de cualquier examen sobre economía. Las cifras hablan por sí mismas y, en consecuencia, la presidenta puede decir lo que le plazca sobre economía y a los otros, a los espectadores, no les queda más remedio que escuchar.

Y aplaudir.

Y si no entienden, peor para ellos.

Ayer, en Cannes, Cristina Kirchner se reiteró en su discurso más o menos tradicional. Hizo una severa crítica del capitalismo actual, al que llamó “anarcocapitalismo” y propuso un regreso al “verdadero capitalismo”, tal como ella lo entiende. Un capitalismo administrado, con intervención estatal y, sobre todo, con alto consumo. Porque, dijo, si no hay consumo el capitalismo no funciona.

Estos puntos de vista, claro, no tienen la pretensión de inaugurar una ruptura epistemológica en la Ciencia Económica (¿o sí). De todos modos, tenemos la impresión de que la crisis actual no se debe, justamente, a una restricción en el consumo. Al revés: se ha llegado a niveles del gasto público y privado insostenibles. Recuérdese la deuda de casi todos los países desarrollados y la crisis de las hipotecas en los Estados Unidos, donde a la banca privada se le fue la mano en materia de estímulos a la demanda.

La presidente convocó a tener un “capitalismo en serio” lo cual no deja de ser una tranquilidad para todos nosotros. Claro que uno puede preguntarse si en un “capitalismo en serio” existen los Guillermo Moreno. O el control sobre la compra de moneda extranjera. O si a los fabricantes de autos les piden exportar aceite de oliva o vino. O si la inflación llega al 25/30% anual. O si puede permitirse un ministro de economía ausente o en gira con una banda de rock. O si tienen el nivel de subsidios que existe en la Argentina.

Pero bueno… así están las cosas: los críticos hacia esta política económica debemos escuchar y aprender del discurso presidencial.

Y, sobre todo, guardar silencio.

Porque ¿qué mejor prueba de la certeza de los argumentos presidenciales sobre economía que la avalancha de votos que obtuvo en la elección reciente?

Nos queda el consuelo de la frase sarmientina acerca de que “las ideas no se matan”. Habría que agregar que tampoco quedan asfixiadas por una avalancha de votos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario