domingo, 5 de diciembre de 2010

La diplomacia según Wikileaks. Por Daniel V. González


Hay un conocido chiste que alude el tono esquivo, indirecto y elusivo que siempre tiene la diplomacia.

Dice así: ¿cuál es la diferencia entre un diplomático y una dama? Cuando el diplomático dice “si”, en realidad quiere decir “puede ser”, cuando dice “puede ser”, en realidad quiere decir “no” y cuando dice “no”… bueno… no es un diplomático. En cambio, cuando una dama dice “no”, en realidad quiere decir “puede ser”, cuando dice “puede ser”, en realidad quiere decir “sí” y cuando dice “sí”… bueno… ¡no es una dama!


Es que la diplomacia es quizá el capítulo más sutil de la política. Se nutre de gestos, medias palabras, lenguaje velado, sutilezas. Allí, a menudo todo se sugiere o apenas se insinúa. La palabra plena, la frontalidad suelen estar excluidas, incluso por razones más vinculadas a la estética que a la defensa del interés nacional o la custodia de secretos de estado. En cierto sentido, el mayor impacto de las revelaciones de Wikileaks equivale a haber transformado un libro de Jane Austen en una película Triple X.

Ese mundo de cócteles, homenajes, condecoraciones, aniversarios y riguroso protocolo acaba de recibir un mazazo a manos del sitio Wikileaks, que publicó decenas de miles de cables presuntamente secretos en los cuales, de un modo casi obsceno, se pone en evidencia, junto con información importante y valiosa, la tosquedad, inoperancia, vulgaridad, ingenuidad y la baja calidad de la información de la que se nutre el gobierno norteamericano y en base a la cual toma sus decisiones en todo el mundo.

Vivimos, como la denominó Alvin Tofler hace varios años, “la era del acceso”. Esta modesta nota que estoy escribiendo en apenas horas estará en la red y podrá ser leída por cualquier persona del planeta que pueda llegar a la red. Es el Aleph previsto por Borges. Todo lo que hacemos o decimos puede aparecer en el mundo virtual en apenas minutos.

La diplomacia al desnudo
La publicación de los cables presuntamente secretos enviados por la embajada de los EE UU a sus superiores ha generado reacciones curiosas. Políticos vinculados al gobierno intentan quitarle toda relevancia al hecho. Algunos funcionarios, especialmente los que aparecen en los cables, se empeñan en convencernos de que todo lo conocido en estos días a través de Wikileaks no es más que información pública tomada de la prensa escrita local y que, por lo tanto, carece de importancia por su obviedad.

De la lectura de los cables, sin embargo, entre la información ingenua y obvia, se extraen algunas confirmaciones, se deducen actitudes y también puede tomarse conocimiento de algunos datos hasta ahora desconocidos para el gran público.

Las presunciones y valoraciones de Alberto Fernández sobre el futuro de los Kirchner han perdido actualidad tras el fallecimiento de Néstor pero son una ratificación, en boca de personajes calificados, acerca del particular estilo de conducción del difunto ex presidente, de sus obsesiones y de las presiones a las que sometía a todos sus colaboradores, lo que producía distanciamientos crecientes incluso en su círculo más íntimo. En este sentido, es un hallazgo la frase de Angel Massa: “Néstor Kirchner no es un genio perverso, sino tan sólo un perverso”. También lo es su afirmación, casi premonitoria, acerca de que “Cristina sería mucho mejor sin Néstor”.

Resultan muy interesantes también las revelaciones acerca de los intentos del gobierno de Cristina para acercarse a los Estados Unidos. Todos recordamos la actitud de Néstor en la cumbre de Mar del Plata de 2005 cuando, en alianza con Chávez, puso en aprietos a George W. Bush, entonces presidente de los Estados Unidos. Bush se retiró anticipadamente de la cumbre y visitó Brasil, fuera de agenda. Se decía que este enfrentamiento era beneficioso para NK en razón del desprestigio de Bush tras la ocupación de Irak. Pero luego llegó al poder Barak Obama, demócrata y negro, alguien con quien el gobierno podría haber establecido un vínculo más amistoso.

Sin embargo, Cristina hizo un esfuerzo para estar en Cuba al momento de su asunción. Además, por si alguien tenía dudas, se encargó de aclarar que su presencia ahí “no era por azar” sino para demostrar sus preferencias e inclinaciones en materia de alianzas. Claro que, como en Estados Unidos la política exterior no se conduce con criterios fubistas, la relación con ese país se congeló.

Pues bien, los cables revelan que el gobierno trató de remontar las bravuconadas previas e intentó de diversos modos un acercamiento con el nuevo gobierno de los Estados Unidos, que se mostró distante y resistente a inaugurar un nuevo tipo de relación. Incluso hubo alguna que otra escenita de celos diplomáticos. Uno de los cables refiere que “CFK dice que es difícil entender por qué el presidente Lula ha obtenido una entrevista con el presidente Obama, pese a que Brasil ha votado en contra en la Agencia de Energía Atómica (IAEA) y a la reunión de Lula con Ahmadineyad, mientras que se le niega la entrevista a ella, que mantiene una fuerte posición contra Irán en la IAEA y en la lucha contra el terrorismo”.

¿Se trata de una dualidad diplomática inspirada en Maquiavelo o, simplemente, en un cambio de criterio respecto a los Estados Unidos? La reciente reunión de Mar del Plata ha registrado la importante ausencia de los presidentes de Cuba, Venezuela y Bolivia, el ala más dura contra Estados Unidos y se especula que ello se debería a la negativa de Cristina de darle a la cumbre un tono anti norteamericano, fundado en las inoportunas e incómodas revelaciones de Wikileaks.

Respecto de Malvinas, los cables resultan bastante impiadosos para con el ex canciller Jorge Taiana. El gobierno había acordado con los Estados Unidos la utilización de un lenguaje prudente para referirse al tema. En un determinado momento, esos modos fueron reemplazados por discursos combativos y un tanto flamígeros. Al reclamar, Estados Unidos se encontró con una respuesta increíble: el tono subido del discurso era solamente por razones electorales. Don’t worry.

Finalmente, otro de las revelaciones importantes ha sido la relacionada con la deliberada mano blanda con que el gobierno combate el lavado del dinero y el tráfico de drogas. Nuevamente aquí aparece como sospechado el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández aunque el gobierno en su conjunto es el que se muestra remiso a dar esta batalla. Viejo asunto que va larvando de a poco los cimientos mismos de la sociedad y la va deslizando hacia el infierno de la droga y el delito de gran calibre.

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