lunes, 24 de noviembre de 2008

¡Qué presidenta nos pusiste, Néstor! Por Gonzalo Neidal

La degradación institucional gana terreno todos los días.
El tono jocoso y desenfadado con el que el ex presidente Néstor Kirchner aborda casi todos los temas importantes, resultaría pintoresco si no fuera porque todos estamos percibiendo que vamos camino hacia ningún lado.Esto saldra antes del leer mas

¡Qué presidenta nos pusiste, Néstor!
Piedra Libre

La degradación institucional gana terreno todos los días.
El tono jocoso y desenfadado con el que el ex presidente Néstor Kirchner aborda casi todos los temas importantes, resultaría pintoresco si no fuera porque todos estamos percibiendo que vamos camino hacia ningún lado.
Kirchner, que no tiene ningún cargo en el gobierno salvo el de consorte de la Presidenta, la sustituye a ésta en todos los temas decisivos. Mientras Cristina viaja por el mundo en búsqueda de tutankamones y otras exquisiteces culturosas, el que se ocupa de la Argentina es Don Néstor, a quien nadie lo eligió para eso.
Pero ya nos estamos acostumbrando a tanto manoseo institucional. Nos parece natural que esto ocurra y que el poder sea un bien ganancial.
¿Cuál es el problema que Néstor sea en los hechos el que ejerce el poder en reemplazo manifiesto de su mujer, que se ha transformado en una viajera y oradora serial? Ronda la idea de que se trata de algo que, si bien no es legal, al menos es legítimo ya que Kirchner es el dueño del capital político familiar y, en consecuencia, tiene pleno derecho a ejercer el poder que él construyó. Y a ejercerlo aún sin título habilitante alguno.
Y quienes ponen objeciones a este sistema de gobierno conyugal, en realidad se oponen a la política K en cualquiera de sus versiones.
Aunque estén lejos de aceptarlo, los Kirchner deben su éxito a las hipotecas subprime de los Estados Unidos. El movimiento económico colosal impulsado por la política financiera blanda en el odiado País del Norte, le concedió a todo el mundo, incluso a la Argentina, varios años de una prosperidad sin precedentes. Por eso Néstor contó con la suficiente holgura política como para poner a Cristina como su sucesora, incluso con la secreta ilusión de un retorno suyo cuatro años después.
En realidad, Kirchner eligió la fórmula completa: la Presidenta y el Vice. La puso a Cristina y lo puso a Cobos. A los dos. Pero esto no es importante ya que ambos fueron elegidos por el 46% de los votantes. Que Kirchner haya podido hacer y deshacer “a piacere”, con un PJ subordinado a sus caprichos, ha sido gracias a la prosperidad emanada desde los Estados Unidos. Sin esta bonanza económica, la mentada habilidad para manejar el poder, hubiese hecho agua.
Pero el fastidio de los Kirchner con Cobos es comprensible: ellos sólo conciben el poder como una posesión absoluta. No lo comparten con ministros, ni con el legislativo, ni con la Justicia, a la que tienen en un puño.
Cómo no molestarse, entonces, si Cobos da muestras de independencia y realiza simulacros que, aunque innocuos, contienen la fuerte carga simbólica de un hecho que parece irreversible: la pérdida de predicamento que, más tarde o más temprano, se transformará en una pérdida real de poder.
Seguramente Néstor Kirchner piensa que esto es una fantasía de la oposición. Siente que ha recuperado todo el poder puesto en cuestión durante la crisis con el agro. Más aún: ha conseguido estatizar Aerolíneas Argentinas y las AFJP, sumando votos de diputados y senadores que había perdido. Ha logrado alinear a los gobernadores díscolos, como Juan Schiaretti, y tiene fondos como para afrontar los pagos internacionales.
Y todo ello, como simple presidente del Partido Justicialista.
Mientras tanto, la Presidenta, votada y elegida por el pueblo, fatiga a los auditorios con sus discursos.
¿Es éste un sistema de gobierno sustentable?
¿Se podrá funcionar así para siempre?
¿Estaremos revolucionando, desde Argentina, el sistema republicano de gobierno?


1 comentario:

Anónimo dijo...

Se nota claramente que a ustedes no le gustan los Kirchner. Lo siento, van a tener que bancarse hasta que el pueblo mayoritariamente deje de votarlos.

Publicar un comentario