domingo, 23 de noviembre de 2008

Un Keynes allí a la izquierda, por favor

Piedra Libre
Gonzalo Neidal
Un Keynes allí a la izquierda, por favor

El remozamiento de las ideas económicas se atribuye casi con exclusividad a John Maynard Keynes quien formuló, en plena crisis mundial de los años ’30, una revisión de la teoría económica clásica y demostró que el equilibrio económico puede lograrse aún sin pleno empleo. Fue él quien desplegó los elementos teóricos que demostraban que en el estímulo del consumo estaba la clave para revertir la crisis.

El aumento del gasto público, la expansión del crédito, la rebaja de las tasas de interés y todo aquello que estimule el consumo público y privado ha sido considerado a partir de entonces como “políticas keynesianas” y, con el tiempo, han sido incorporadas al discurso político del “progresismo” y la izquierda como una pócima mágica a favor del crecimiento, muchas veces con abstracción de las situaciones concretas a las que se pretende aplicar la fórmula keynesiana. Habiendo renunciado el “progresismo” a la “socialización de los bienes de producción y de cambio”, fórmula decimonónica que proponía en los setenta, se aferra a Keynes como un modo de descubrir el agujero del mate: que en muchas ocasiones el capitalismo necesita de un estado que intervenga… a favor del capitalismo.Ahora, cuando la crisis mundial está presente nuevamente, todo el mundo ha desempolvado alguna edición de la “Teoría de la ocupación, el interés y el dinero” tratando de encontrar allí, nuevamente, la fórmula para contrarrestar la depresión.Dejaremos para otro momento la consideración acerca de si esta crisis ha sido consecuencia de una política financiera y crediticia “blanda”, de largos plazos, bajas tasas y poca o nula evaluación de la capacidad de pago y la solvencia de los deudores. Pero ahora, en los países centrales, en los odiados Imperios neoliberales, están actuando del único modo posible: aparecieron paquetes de ayuda, subsidios, respaldos de los gobiernos, garantías estatales, etcétera. Ni Keynes podría hacerlo mejor.Pero… ¿qué está pasando en la Argentina? Aquí el economista británico carece del predicamento que tiene entre los neoliberales. Aquí estamos haciendo todo lo contrario de lo que prescribía Keynes. Las tasas de interés, por ejemplo, están por las nubes. Los bancos pagan hasta el 24% anual en pesos y las tarjetas de crédito han acortado los plazos de financiación para la compra de electrodomésticos o cualquier otro consumo. La financiación está desapareciendo, se acortan los plazos y, además, se cobran tasas altísimas. Además, con estas tasas de interés (que son, descontada la inflación oficial, de las más altas de la historia), se promueve la especulación y se castiga a la producción que, en la situación actual, no puede pagar las tasas de interés vigentes ni puede conseguir créditos a plazos medianos y largos. Todas las bicicletas financieras son posibles en estas circunstancias.El precio del dólar no es tampoco un estímulo a la producción industrial exportadora, ni los elevados impuestos al campo son un respaldo al consumo y la inversión del sector. Con estos impuestos, el campo no comprará más máquinas ni construirá más departamentos. Mientras tanto, la inflación carcome los sueldos de los empleados públicos y privados y el estado carece de recursos para utilizarlos en la promoción del consumo.Si Keynes viviera… no nos parece que sería kirchnerista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La única coincidencia que veo entre Keynes y Kirchner es la letra K del apellido.

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