martes, 25 de noviembre de 2008

Otro ministerio: más trabajo para Néstor. Gonzalo Neidal

No están mal las medidas de los Kirchner. El problema es si alcanzarán para conjurar la crisis. Me parece que no. Pero hablemos del Ministerio de la Producción. Perón decía que cuando alguien no quiere o no puede solucionar un problema, entonces forma una comisión para que se encargue del tema. Debió agregar: o crea un ministerio.

Lo del Ministerio de la Producción es todo un gesto. No puede negarse. Pero todos sabemos que es Néstor Kirchner el que maneja la economía "in totum". Es él quien hace y deshace, el que resuelve todo. El que decide qué debe hacerse y qué no debe hacerse. Entonces, crear un Ministerio de la Producción causa risa.¿Qué puede hacer un ministerio que no pueda hacer una secretaría? Nada. Pero se trata de un gesto hacia los industriales. Es como decirles: "nos preocupan tanto vuestros problemas que haremos un ministerio para que se encarguen de ellos". Un verdadero gesto. Pero nada más que eso. No nos engañemos. El resto de las medidas, digamos, son lógicas y razonables. El estado gasta más, hará obra pública (de gran efecto multiplicador), promete rebajas en los aportes a los industriales que tomen gente, ofrece blanquear capitales, otorga facilidades para pagar impuestos. Está bien. Ahora veremos cuál es el poder del estado versus el mercado mundial. Kirchner contra el mundo global. Cristina versus la crisis mundial. Anticipamos el resultado: las medidas son insuficientes. Correctas pero insuficientes. Cuando uno no vende, no puede producir. Y cuando uno no produce, le sobran empleados. Es la lógica del capitalismo. No es que los industriales sean malos. Al contrario: según la propia lógica "progre", los industriales deberían tratar de tener muchos empleados para así poder extraerles más plusvalía y llenarse los bolsillos. Pero si venden poco, entonces no tienen más remedio que reducir su planta de personal. Es decir, echar gente. Y esta lógica es rigurosa. Hay medidas que pueden atenuarla pero no suprimirla en lo sustancial. Salvo que, nuevamente, las novedades vengan del norte. Del odiado norte. Si ellos hacen keynesianismo intenso, entonces los coletazos podrán llegar hasta acá y nosotros podremos revertir un poco la situación. Claro que, en ese caso, nos adjudicaremos los resultados benéficos.

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