viernes, 28 de noviembre de 2008

Los diputados y el mandato de los votantes. Gonzalo Neidal

Es cierto que hay una diferencia entre diputados y senadores. Los primeros, dice la Carta Magna, son representantes del pueblo de la Nación. Los senadores, en cambio, representan a las provincias. De esto podría deducirse que los que habitan la cámara baja deben pensar en términos de interés nacional, o sea que no deben limitarse –ni en sus propuestas, ni en su acción- a las meras necesidades de su pago chico. Están eximidos de mirar la política con ojos provincianos.

Pero en la práctica esto no funciona así.
Cada provincia espera que tanto sus diputados como sus senadores piensen en las necesidades locales y disputen a la Nación los fondos y las obras que necesitan en el interior, en cada una de las provincias que representan. El “interés nacional” es algo difuso; las urgencias locales, algo mucho más concreto.
Con el transcurso del tiempo, con las modificaciones a la ley de coparticipación federal y los desmanejos provinciales, cada vez más las provincias han ido dependiendo, para cerrar sus números mensuales, de la caja nacional. Y ésta es utilizada por el poder de turno como un elemento de presión. A los gobernadores “amigos”, que ordenan a sus legisladores que apoyen las leyes propuestas por el ejecutivo, los favorecemos. A los otros, le hacemos la vida imposible.
Durante el conflicto con el campo, no fueron pocos los gobernadores y diputados que se animaron a cruzar el cerco y rebelarse. Juan Schiaretti fue uno de los primeros en aparecer con un planteo distinto al de la Nación. Inmediatamente sufrió las consecuencias: cesó el ingreso de los fondos nacionales y estuvo a punto de no poder pagar las jubilaciones. Lo mismo ocurrió con legisladores de ambas cámaras.
Pero ahora, que ya se ha probado el poder de fuego nacional, las rebeldías han cesado. Las voces fuertes se volvieron aflautadas. Los que desafiaban al gobierno nacional, ahora piensan que, después de todo, no está tan mal lo que propone Cristina. En otras palabras: la Nación ganó la pulseada.
En este marco es que deben analizarse las defecciones de los diputados cordobeses que votaron en respaldo de la Nación en el caso del impuesto al cheque y la emergencia económica. La lista de diputados por Córdoba tiene un exceso de kirchneristas, que no representan de ninguna manera el predicamento que esa fracción tiene en esta provincia en términos de votos: Cantero, Bedano, Heredia, Vaca Narvaja son demasiados diputados en relación con el peso político que tienen los Kirchner en esta provincia. Algunos de ellos son “diputruchos”: gente que jamás hizo política en la provincia y que accedió a la cámara baja sin recorrer el escalafón político, simplemente puestos a dedo.
Por el lado del juecismo, también hay algunos casos de oportunismo. Incluso hay alguno que no respeta ni el mandato del partido por el que es diputado, ni el del partido en el que militó toda su vida.
Ahora se armarán nuevamente las listas para la elección de diputados nacionales del año que viene. ¿Será Kirchner –nuevamente- quien ponga a su gente? ¿O el peronismo de Córdoba se animará a ofrecer candidatos que representen su pensamiento en esta provincia?

Publicado en La Mañana - 28-11-2008


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