miércoles, 19 de marzo de 2014

La decadencia política del progresismo. Por Claudio Chaves

¿Entonces, el proyecto de reforma del Código Penal es garantista o no? ¿Disminuye las penas de los delitos, las mantiene o las aumenta?
Ante el lío que se ha armado, los autores del proyecto niegan la reducción de las penas y acusan a Massa de demagogo, apresurado y oportunista.
Lo cierto es que la sociedad desconfía del gobierno nacional y sus amigos progresistas, incluido Pinedo,  y Massa, que sabe esto,  se montó sobre esa desconfianza especialmente si de temas delictuales se trata. Cría fama y échate a la cama, así dice el refrán y el Gobierno Nacional ya no puede zafar del estereotipo.
¿QUE HAY DE CIERTO?
Zaffaroni se enoja con Massa porque este afirma que se bajarán las penas, y eso lo considera una falta de respeto; sin embargo tres días después en la Biblioteca Nacional y ante unos cartelones que maldecían el “punitismo neoliberal” navegó por las aguas del garantismo, coronando su exposición con una frase elocuente: ¿queremos una sociedad excluyente o incluyente?
Dónde la idea de exclusión o inclusión que siempre creí orientada a la marginalidad no delictiva, es decir a los sectores sociales que quieren progresar sin violar la ley, en la nueva ideología progre se orienta hacia los delincuentes.  Zaffaroni afirma que lo que han recibido es un ataque ideológico y que responderán en el terreno ideológico. ¡Ya lo han hecho!
Desde el gobierno y sus intelectuales garantistas,  la respuesta que se escucha es que son los estragos de la pobreza, la desigualdad, la injusticia social, los trabajos mal pagos,  la desaparición de la cultura del trabajo, son los responsables de las conductas delictivas. No el individuo, sino la sociedad.
Zaffaroni ha dicho: “Frente a la inseguridad creada en el mundo por el retroceso del  Estado de Bienestar. ¿Cómo se compensa esta sensación? Mostrando que la principal amenaza que hay es el delito común” De  esta forma  justifica el crimen y el robo, pues la principal amenaza social no es el delito   sino el retroceso del Estado de Bienestar. Como si  los seres humanos respondiéramos, ante la injusticia del capitalismo, delinquiendo.   En consecuencia es la sociedad la responsable. El criminal un poquito. ¿Habrá que esperar la construcción del paraíso en la tierra, para arrancar recién ahí la lucha contra los facinerosos.
Finalmente Zaffaroni afirmó: “Uno no va a excarcelar a un violador múltiple, a un homicida. Se excarcela a un chorrito. ¿Qué ganás con tenerlo adentro? (La Nación 18/2/09).
Esta es la respuesta progre: justificar al criminal por la culpa de todos. De manera que es imposible hallar un responsable. Alguien que se haga cargo de sus actos. La sociedad y la historia son los culpables. En definitiva: nadie.
TECNICOS O  MULTITUDES
Como Massa los madrugó y propuso una consulta popular, la progresía advierte que el debate del Código debe darse entre técnicos y en el Parlamento,  y no con las multitudes. Lo cual hace   sospechar que entre los “representantes” y el pueblo hay una brecha insalvable, al menos en estos temas que son los que más afligen a la ciudadanía. Si esto es así, y todo indica que lo es, esta democracia está renga. 

Finalmente, otro de los participantes de la reforma, el doctor Arslanián, afirmó que la función evitadora del Código Penal es casi nula, esto es, que no evita que quien delinque lo haga. Por lo tanto si las leyes, las normas, las reglas y los códigos de convivencia no evitan las faltas, eliminémoslos y tengamos reglamentos a la carta. Lo cual chocaría de frente con el pensamiento del creador del peronismo que afirmaba que “el hombre es bueno pero si se lo vigila es mejor” y para esto se hace indispensable la ley y la justicia categórica.    

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