jueves, 5 de enero de 2012

Desafíos para el nuevo año. Por Gonzalo Neidal

(Publicado en Diario Alfil - 02/01/2012)
Por alguna costumbre o superstición de raíz remota, cada vez que finaliza un año y comienza otro es de uso formular balances y establecer objetivos, intenciones o pronósticos.

En política, el 2011 fue un año de ratificaciones. El mensaje del pueblo a través del voto ha sido más o menos éste: “Así vamos bien, no cambiemos nada excepto lo indispensable”. Y la consigna fue aplicada incluso con gobiernos de distinto signo político. Un caso parecido al de 1995, cuando los cordobeses votaron, en un mismo acto electoral, por las tres M (Menem, Mestre, Martí).
También en 2011, 16 años después, ha dado muestras de complacencia y satisfacción con lo existente, con la inevitable excepción del desastroso gobierno municipal de Daniel Giacomino, que fue completamente incapaz de generar descendencia política alguna, como era de esperar.
El 2011 también nos deja el desdibujamiento del Luis Juez, un fenómeno que parecía imparable 8 años atrás, cuando irrumpió en la política cordobesa desde el peronismo al que, sin embargo no logró hacer mella en el ámbito provincial. Juez es un fenómeno de Córdoba capital y cada día da muestras de extinción incluso en el ámbito capitalino.
Los desafíos para 2012 son ciertamente complejos. En primer lugar, por el cambio del contexto mundial que necesariamente disipará la euforia de los últimos años en los que predominó el auge económico en los países emergentes. Es una incógnita en qué grado impactará la crisis europea en el orden económico mundial y cómo repercutirá ello en nuestro país. Todo hace pensar que la crisis también nos llegará pese a los blindajes que el oficialismo se empeña en exhibir.
Este cambio de vientos supone que el gobierno deberá ajustar sus cuentas, lo que significa necesariamente bajar el gasto público, con impacto directo sobre los subsidios, que han llegado a niveles insostenibles. Por primera vez, un gobierno peronista deberá realizar su propio ajuste. Tras la gloria de la expansión y el gasto, deberá afrontar una etapa de restricciones.
Ya se visualizan conflictos salariales complejos. El intento presidencial de limitar los aumentos busca desacelerar el ritmo de la inflación y es, probablemente, el primer paso serio dado en el control del flagelo. Pero choca con el sindicalismo peronista en una disputa donde se mezclan también conflictos de poder extra sindicales.
En efecto, el otro de los grandes temas que tendrá protagonismo en 2012 es el desarrollo de las fricciones entre el peronismo tradicional (sindicatos, conurbano, punteros, gobernadores) y el núcleo de poder que la presidenta intenta consolidar, con los militantes juveniles de La Cámpora en un primer plano. El año terminó con una disputa política entrecruzada con reclamos gremiales, en Santa Cruz, con esos protagonistas.
Esta pelea en tierra presidencial, no ha sido un modo halagüeño de despedir el año.
Tampoco ha sido una forma auspiciosa de recibir el nuevo año la insólita muerte del gobernador de Río Negro.
Ojalá estos hechos carezcan de fuerza simbólica.



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