El
paro ha sido más fuerte que lo esperado, especialmente en la Capital Federal.
martes, 20 de noviembre de 2012
La piel de zapa. Por Gonzalo Neidal
El
gobierno no atina a decir nada coherente.
En
2008 la explicación era fácil: era la p… oligarquía.
Quienes
hicieron el 13S y el 8N fueron los bien vestidos y bien comidos de la clase
media.
¿Y
ahora? ¿Quiénes pararon? ¿Los integrantes del fan club de Magnetto?
Abal
Medina se abstuvo de describir la vestimenta de los manifestantes.
Cynthia
García, la periodista de 678 que salió a provocar a los caceroleros del 8N,
esta vez optó por quedarse en su casa.
El
8N, cuando la Av. Nueve de Julio estaba llena, el gobierno la vio vacía.
Ayer,
que estuvo vacía, el gobierno la vio llena de gente y automóviles.
El
deterioro político afecta la vista.
Es
increíble: los obreros luchan por una rebaja en el impuesto a las ganancias.
¡Son
unos liberales golpistas!
Hubo
desmanes en la Avenida de Mayo. Hubo piquetes y cortes de avenidas y rutas. Eso
no nos gusta. Está mal. Creemos en la libertad de huelga. Pero también en la
libertad de tránsito y circulación.
Pero
es curioso que los duros admiradores de Montoneros, que tomaban cuarteles en
plena democracia, ahora pongan el grito en el cielo por algunas fricciones.
Raro
que este gobierno, que promovió y respaldó durante años el corte de puente internacional con Uruguay, ahora se
escandalice cuando ese abominable método es utilizado en contra suya.
¡¡Somos
el 54%!! ¡¡Somos el 54%!! Es el grito afónico de la gente del gobierno.
Es
raro: ellos son habituales amantes de las manifestaciones populares, desprecian
la “democracia burguesa”, a la que acusan de “formal”, pero ahora claman por el
genuino aunque antiguo pergamino de los últimos comicios.
Como
si la política se tomara un descanso entre elección y elección.
La
presidenta, cada vez que podía, daba cátedra y consejos a los gobernantes
europeos, que padecían las manifestaciones de los indignados. Ahora ya no podrá
hacerlo. Cada dos por tres tiene las calles llenas de gente en son de protesta.
¿Qué
dirán ahora Laclau y los intelectuales de Carta Abierta?
Los
gremios K, que abundan en Córdoba, son combativos contra Macri o De la Sota.
Nunca contra Cristina. En otro tiempo se lo llamaba “gremialismo
colaboracionista”.
El
Relato se complica. El 54% podría compararse con la piel de zapa del cuento de
Balzac. Esa que, cada vez que satisfacía un deseo de su dueño, se achicaba.
Hasta,
finalmente, desaparecer.
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