sábado, 20 de marzo de 2010

¿Cuándo se jodió la Argentina? Por Abel Posse




No. No estábamos en el café La Catedral de la novela de Vargas Llosa cuando Santiago pregunta ¿cuándo se jodió el Perú?
Estábamos todos sentados en las sillas blancas, a lo largo del alero de la vasta galería mirando con callada fascinación el tremendo diluvio del otro sábado. Se nos inundaba nuestro día de deporte. No era lluvia, era una cortina de agua de catarata equivocada. Drama del cambio climático. Alguien dijo una metáfora que alguna vez usaron los porteños: -Caen chinos pedaleando? -Otro corrigió - Peor: caen todos los chinos y a las trompadas.
Éramos un arco de frustrados de pantalón corto y zapatillas, como una generación de escolares aplazados. La espera de poder salir a la cancha se fue vaciando de esperanza. De un grupo cercano se oyó la pregunta que se transformaría en tema del día: -Pero en realidad ¿Cuándo se jodió la Argentina?
Observé que la gente tiene respuestas ya muy repetidas, pero que el misterio queda siempre indemne:- ¿En qué momento se quiebra la Argentina admirable? Es como preguntar ¿quién se robó el paraíso?
Sólo alguno más viejo nombró a Yrigoyen. Ya no es tema, don Hipólito zafó de los rencores y maledicencias de la historia. Perrot, amoscado con las sonrisas, recuerda que el caudillo logró imponer la noción de una república en un país de indios disfrazados de civilizados, con galera inclusive.
-Yrigoyen peleó como un mazorquero que hubiese descubierto las delicadezas de la república. Este era un país de fundación. Desorientó la pasión de los inmigrantes que se venían a enriquecer. Yrigoyen era triste, sombrío, Alvear resintonizó al país con la fiesta de vivir.
Alguien murmuró con gravedad: el desvío es 1930. Nadie agregó comentarios. Nada tiene más autoridad que un lugar común. Seguramente muchos intentaban sentirse republicanos y esa fecha imponía un silencio recatado, casi de pecado original. Pero la mayoría son herederos de un Buenos Aires que odió y ridiculizó a Yrigoyen hasta que le cometieron un tremendo velorio (de desagravio) que es como los mafiosos suelen despedir a sus ejecutados. Hablando de entierro ¡qué bien manejó Cobos el entierro de Alfonsin! Un buen velorio o un susurro heroico te pueden dar la presidencia. Por suerte tuvieron a Alvear que los salvó de la tristeza solemne y la jerigonza del peludo. Alvear fue una síntesis entre los señores fundadores, que sabían vivir, y los nabos (Mujica dixit).
-Y con Justo se retoma el paso, la fiesta, de Alvear. ¡ Lo que era Buenos Aires!
- Hay un idiota que habló de década infame todos lo repiten como gansos. Lo único que no era infame en el mundo de los 30 era la Argentina. ¿Quiere que le enumere horrores, asesinatos y genocidios? : La década más miserablemente criminal de Stalin, ante el silencio de un izquierdismo mundial hipócrita; piense en la Alemania de los 30 y 40, en Italia, en el millón de muertos de España, en las carnicerías de China con Chang Kaiseng entrando en Shanghai y metiendo miles de comunistas en las calderas encendidas de las locomotoras.
Y Estados Unidos después del 29: diez años de coneja, gangsterismo, desocupación, pese al genio de Roosevelt?
¿Y nosotros qué? No vengan con historias ¿Qué? -Nada, aquí no pasó nada? "Use casimires ingleses Camper". "Si quiere que ella lo quiera, aféitese con Legión Extranjera". Nada. Corrientes 348, las casitas de Junín. Bueno, sí: la muerte de Gardel, el suicidio de De la Torre. Nada, casi nada. No arrimamos bochín en lo que sea el dolor del mundo. Leguisamo. Mineral. Yatasto . Sea hombre tómese un Amargo Obrero. Perón fue el gran corruptor. Dividió el país entre pueblo y explotadores, entre oligarcas y grasitas, como si fuese una originalidad. Distrajo a los de debajo de seguir ganando y progresando con el trabajo manual, como los gallegos y tanos. Frenó la marcha libre de Estados Unidos, de Canadá, de Australia. Sembró la sospecha de estafa en una sociedad realmente abierta.
El que respondió a Emilio era un neoperonista inteligente, socio nuevo:
-Si Perón no inventaba un remedo de odio clasista antioligárquico, a la Argentina se la tragaba el Comintern, el comunismo internacional. En realidad nunca le agradecieron a Perón haberlos salvado del opio comunista, y encima a la cubana: marxismo sudaca con fondo incesante de Guantanamera. Perón hizo algo inédito, les robó a los marxistas el pueblo y les dejó la cáscara de intelectuales resentidos perorando en las pizzerías de Corrientes y en el café La Paz. Fue magistral, les robó "el relato" con el pueblo puesto.
-Lo que quiera, lo que quiera ¿pero allí fue donde se jodió Argentina? El tema pasa por otra cosa, se perdieron las jerarquías, el empuje de luchar sin muletas, cierta humildad criolla, cierto estilo que terminó del todo cuando echaron a Illia, porque la Argentina fue un país vivible hasta Illia, parecíamos tranquilos y sensatos como uruguayos.
El neoperonista inteligente, que me entero que es abogado, persiste:
-Además fue el peronismo el que le puso fin al trotzguevarismo terrorista de los 70.
Parecía que todo el Paraná erraba y desembocaba sobre el club. En un instante la tormenta se llevó la arena blanca de los búnkeres. Emilio tuvo que forzar la voz para hacerse oír por el abogado:
-Fue Perón quien tuvo que tragarse el sapo del asesinato de Aramburu. Tardó bastante en traicionar la criminal juventud maravillosa. El punto decisivo fue la muerte de Rucci. Y el ataque del cuartel de Azul, enero del 74. Perón sintió que terminaba el juego, allí apareció lo que era en esencia, un hombre de Estado. Su familia había sido el Ejército que lo acunó en su infancia triste, sin mucha familia.
-La carta que les mandó a los oficiales después del ataque decía que "esos psicópatas serán exterminados uno a uno, para bien de la República". Creo que hasta por ahí inauguró la palabra aniquilar. Bajó la línea testamentaria para la viuda y para el lote de caciques que la rodearían. La biaba fue fuerte y callada, en el juego de la ilegalidad terrorista. No hubo pido ni perdón. La razón de Estado contra la razón revolucionaria. Por esto es que tiene cierta razón Gentile cuando dice que a partir del 76 estaban liquidados, aunque no es exacto del todo.
Se van levantando con las pantorrillas salpicadas. El deporte fracasó. Es para seguir con puchero, o guiso de lentejas, y siesta con pijama. El neoperonista palmea afectuosamente a Emilio. No te enojes, hasta Yrigoyen reconocería que en este país absurdo el "movimiento" peronista nos regaló el sueño de una revolución social y después el violento liberalismo de los 90, un ingreso triunfal en el primer mundo con el peso uno a uno. Es para el libro Guinness. ¿Sabe por qué la gente vota todavía por los peronistas?: porque dejaron a muchos el recuerdo de un par de momentos de felicidad. Alguien con voz alta, como cierre dijo:
-Pero como lo de ahora, nada. Nada parecido. La ignominia. Vamos flotando hacia la catástrofe.
-Pero esto ya está muerto y enterrado. El consuelo que no se puede imaginar que lo que venga pueda ser peor. ¿Tocamos fondo? ¡Qué optimismo!
- Pero no respondimos a la pregunta del día ¿Cuándo se jodió la Argentina? ¿Realmente nos hemos quebrado?
Sigue intacta en su voluntad y en sus fuerzas productivas, la gente quiere vivir. Se nos viene una cosecha descomunal. Como dijo Clemenceau en 1910: Los argentinos roban y destruyen durante el día pero por la noche el trigo crece y las vacas fornican con lujuria. Vamos para los 100 millones de toneladas con los precios internacionales más altos.
-Otra vez el asalto a los lingotes del Banco Central ¿se acuerdan? No se ilusione, che, como esto no hubo nada comparable.
-Y él dijo que se queda una década más. Nos tomó cariño.
Si lo dice es porque anotó en la libreta negra sus cálculos a futuro y ve un chorro de verdes.
-Dos para mí uno para vos. Dice burlonamente Emilio al desaparecer por el arco de la galería hacia el espacio de una nube tan negra como la que precedió a Moisés en el monte Sinaí. La nube del misterio de Dios.


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