miércoles, 27 de julio de 2011

Santa Fe no es la Capital Federal. Por Daniel V. González

El fastidio del kirchnerismo es creciente. Al resultado electoral desfavorable en la Capital Federal, ahora se suma el de la provincia de Santa Fé, que es más significativo aún. Y nuevamente, aunque con mucho mayor cuidado, los intelectuales del gobierno han reaccionado de la misma manera que lo hizo, con mayor desenfado, Fito Páez ante el triunfo de Mauricio Macri: echándole la culpa al electorado por haber votado a alguien como Miguel Del Sel, postergando al candidato oficial, Agustín Rossí, que salió tercero, con el 22% de los votos emitidos.
El centro del análisis de los intelectuales más prominentes del gobierno ha sido Miguel Del Sel. Han omitido cualquier otra consideración social o política (relación con el campo, rechazo hacia el candidato oficialista, hartazgo de la política tradicional). Nada de eso. Filósofos, sociólogos y politólogos kirchneristas tiraron munición gruesa contra el hasta ahora cómico, cantor y actor, recién llegado a la política de la mano de Mauricio Macri.
El titular de la Biblioteca Nacional dijo que “Del Sel significa el viaciamiento completo de la palabra política”. Curiosa opinión por parte de quien no objetó de ningún modo la presencia, en 2009 en un lugar prominente de la lista de diputados nacionales, de la cantante Nacha Guevara. González debería reparar, además, que el futuro político de su jefa Cristina Fernández, depende en gran medida de un motonauta metido a la política durante los odiados noventa, de la mano de Carlos Menem: Daniel Scioli, quien tuvo el buen tino de felicitar a Del Sel. Además, salvando todas las diferencias obvias, el argumento utilizado por el intelectual K resulta sorprendente si tenemos en cuenta que una de las mayores figuras de la historia de ese movimiento es Eva Perón a quien su condición primigenia de actriz, no le impidió ganarse el corazón de los humildes, contra la opinión de los opositores de ese momento, que esgrimían argumentos similares a los que hoy utiliza el oficialismo.
Por otra parte, si Del Sel significa el vaciamiento de la política, cabría preguntarse qué concepto tiene González del electorado que lo votó en tan elevada proporción.
Ricardo Forster, por su lado, despotricó también contra el candidato del PRO, por su origen artístico. Pero se anima con algunas consideraciones sobre el voto del sector agrario de Santa Fe.  Dijo que “el mundo agrario santafesino,  prefiere la antipolítica a dar cuenta de un debate real sobre proyectos de un país distinto.
Probablemente el filósofo K sólo contemple únicamente la posibilidad de debates expresados a través de ensayos y monografías. El debate electoral tiene expresiones simplificadas. Cualquier comunicador podría explicárselo. Y el campo, los productores agropecuarios, saben qué país quieren. Y también saben por qué masivamente votaron a Del Sel y rechazaron a Rossi.
Resulta raro que los intelectuales de un partido Nacional y Popular miren con cierto asco la llegada a la política de figuras provenientes de otros ambientes tales como el arte y el deporte. Sin embargo, utilizaron publicitariamente a figuras del espectáculo para promover el voto hacia Rossi. Ignoramos cuáles son los parámetros de que se valen para condenar a unos y absolver a otros, qué malabarismos filosóficos realizan para considerar que Del Sel vacía la política y Florencia Peña y Andrea del Boca son Rosa Luxemburgo y Vera Sazúlich.

La Capital y Santa Fe
Santa Fe es más diversa que la ciudad de Buenos Aires. A la ciudad capital siempre se la señaló como una urbe burocrática, llena de oficinas, pizzerías y teatros. Y completamente ajena a lo productivo, que tiene su sede en el conurbano bonaerense. Una ciudad de clase media, se explica siempre, siempre hostil al carácter industrial del peronismo.
De Santa Fe no puede decirse eso. Producción agropecuaria e industrial están allí presentes. Las objeciones y excusas que valen para Buenos Aires, no pueden ser aplicadas a Santa Fe. Hasta el comienzo de la reciente hegemonía socialista, iniciada hace apenas 4 años, el peronismo jamás había perdido una elección en Santa Fe desde 1983.
Aunque en 2007 Cristina Kirchner apenas superó a Elisa Carrió, con un módico 35%, varios puntos debajo de la media nacional, ese mismo año, el candidato peronista a la gobernación había alcanzado el 42%, porcentaje elevado que, sin embargo no le alcanzó para triunfar: el socialismo llegó al 52%.
Pero esta vez apareció Miguel Del Sel. Un hombre hasta ahora ajeno a la política que fue convencido por Mauricio Macri para que tentara suerte en su provincia natal. Cuando el integrante de Midachi lanzó su candidatura, lo hizo ante la mofa de los kirchneristas y escepticismo de gran parte del mundo político local y nacional.
Sin embargo, su candidatura fue la gran novedad de los comicios santafesinos: perdió la gobernación por apenas 3,5 puntos pero superó al candidato del gobierno nacional por 13.
Del Sel convocó fuertemente el voto del sector agropecuario, indignado con Rossi a partir del conflicto con el gobierno en marzo de 2008. Sin embargo, Del Sel también restó votos al socialismo, que en el Congreso de la Nación ha acompañado al kirchnerismo en muchas de las leyes fundamentales del gobierno: la estatización de las AFJP, la ley de medios y que, además, tuvo una posición ambigua en el conflicto entre el gobierno y el campo.
El valor de la elección de Santa Fe es el de un examen in vitro del humor de los argentinos en una provincia productiva. Santa Fe no es la Capital Federal. Allí se diluyen todas las objeciones, salvedades y prevenciones que habitualmente se hacen al momento de analizar los votos de Buenos Aires. En Santa Fe hay industria, producción agropecuaria y servicios. Es una provincia completa e integrada. Y allí casi el 80% de los votantes le dio la espalda al gobierno nacional.
Sin embargo, todos los analistas han sido muy prudentes al momento de considerar este resultado electoral. Casi sin excepciones toman distancia de la exageración de este resultado y, basándose en las encuestas que circulan por ahí, todos aún ahora afirman que el triunfo de Cristina Kirchner en primera vuelta es aún muy probable. Casi seguro, diríamos.
No todos lo dicen pero esta presunción proviene del insondable clima electoral del conglomerado urbano más grande del país: el conurbano bonaerense. Esa sería la carta de triunfo de la presidenta. Allí están los votos blindados que asegurarían la reelección. Hasta este momento, carecemos de elementos para juzgar la certeza de estas estimaciones.
Gran parte de la oposición y de los analistas políticos que no simpatizan con Cristina Kirchner, aún hoy piensan que ella será la triunfadora. A tres meses de las elecciones, es decir, con un tiempo por delante aún extenso en términos electorales, nos permitimos dudar de tal presunción, con los resultados de Santa Fe, Capital Federal y el que arrojará Córdoba (donde el oficialismo ha dejado en libertad de acción a sus adherentes).
Al adjudicar a Cristina Kirchner el triunfo de un modo anticipado, se estima que el poder de los subsidios, planes sociales y dádivas desparramadas en el conurbano bonaerense es tan poderoso que podrá torcer el rumbo electoral que se percibe en las grandes ciudades y en aquellas provincias donde el campo tiene un gran peso electoral.
En nuestra modesta opinión, pensamos que todavía esa historia no ha sido escrita.
@danielvicente

No hay comentarios:

Publicar un comentario