sábado, 5 de febrero de 2011

Las librerías tradicionales están condenadas. Por Gary Becker

La librería tradicional está condenada por los lectores digitales y la venta de libros por internet. Uso la palabra “condenada” en el mismo sentido en el que la venta en línea de copias digitales de películas y música ha condenado a las tiendas que rentan películas, a los cines y a las tiendas que venden discos de música. “Condenadas” no significa que estas tiendas desaparecerán rápidamente, e incluso completamente, sino que han recibido un golpe mortal de la competencia de internet.

Joseph Schumpeter, un destacado economista de la primera mitad del siglo XX, acuñó el término “destrucción creativa” para describir a las nuevas tecnologías y otras formas de nueva competencia que causan estragos en industrias más viejas y establecidas. El proceso es creativo porque provee a los consumidores y productores con medios más eficientes para satisfacer sus necesidades, pero el proceso es al mismo tiempo destructivo porque reduce de manera significativa el valor de los productos y servicios provistos por las viejas industrias.
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Algunos ejemplos extremos de la destrucción creativa durante el siglo XX incluyen la sustitución completa de los caballos y carretas por carros, películas mudas por películas con sonido y máquinas de escribir por computadoras. Menos extremas son la gran reducción en el personal administrativo y de secretaría causada por el desarrollo de ordenadores y la Web o la reducción considerable de la demanda de leche y huevos inducida por una mejor información sobre el valor de la salud de las dietas bajas en colesterol.
Un proceso similar de destrucción creativa empezó para las librerías con el desarrollo de las ventas en línea de Amazon, que ofrecían un gran inventario de libros, conveniencias en las compras, entregas rápidas, reseñas en línea de los libros y muchos otros servicios que las hacían más eficientes y en muchos casos más baratas que comprar en las librerías. La venta de libros en línea tuvo un comienzo lento, pero se ha acelerado a medida que los consumidores se han familiarizado con el proceso de comprar libros (y otros bienes) en línea. Yo empecé utilizando Amazon en mi casa vacacional de verano, debido a que no tenía cerca ninguna tienda de libros. Descubriendo la conveniencia de comprar libros en línea, ahora compro todo el año por esa vía, aunque aún disfruto visitar las librerías.
Los lectores digitales en línea eficientes, como el Kindle de Amazon o el iPad de Apple, apenas tienen unos pocos años, pero se han convertido en grandes éxitos ya que pueden ser usados tanto para comprar libros en línea como para leerlos en forma digital. Cientos de libros pueden ser almacenados digitalmente en un solo lector que pesa menos de un kilo. Son especialmente valiosos al viajar, útiles al leer en la cama o comiendo e incluso durante lecturas convencionales en una silla confortable. Son particularmente útiles para individuos con problemas de visión, ya que el tamaño de la letra puede ser fácilmente ajustada. Una razón para que los lectores digitales eventualmente seduzcan más a las personas de más edad, aunque los más jóvenes son quienes hasta ahora han comprado estos artefactos, pues los mayores están menos familiarizados con las plataformas digitales.
No espero que las librerías desaparezcan rápidamente, al menos no de la misma forma que la producción de películas silentes cesó una vez que las películas sonoras fueron creadas. Sin embargo, sí espero un acelerado declive en el número de tiendas una vez que muchas se vean obligadas a cerrar por bancarrota y pérdidas excesivas. Algunas librerías seguirán existiendo para atender a aquellos hombres y mujeres que disfrutan de estar entre copias físicas de libros, y también porque algunos dueños de librerías obtienen un gran placer de vender y estar rodeados de libros. Muchas de las librerías sobrevivientes serán propensas a combinar la venta de libros en físico en conjunto con otros servicios. Por ejemplo, las librerías de las universidades suelen vender ropa con el logo de la universidad, computadoras, tarjetas, bocadillos, café y otros bienes que satisfacen a los estudiantes y miembros de la universidad. Otras librerías podrían sobrevivir combinando la venta de copias físicas en tiendas con ventas en línea, tanto de copias físicas como de libros digitales.
El declive de las librerías, teatros y cines, lavanderías y otras industrias ilustra una tendencia que va en contra de las viejas ideas acerca de los efectos del desarrollo económico. Se ha presumido que el proceso de desarrollo causa una sustitución de actividades de mercado por producción casera. Por ejemplo, hogares en sociedades rurales y pobres no sólo cosechan su propia comida, sino que también hacen mucha de su vestimenta, lavan su ropa, hornean su pan y cocinan desde cero sus propios alimentos. Mientras los países se aventuraron al crecimiento económico, muchas de estas actividades productivas dejaron los hogares y migraron al mercado. La ropa hecha en fábricas sustituyó a la ropa hecha en casa y las panaderías y lavanderías evolucionaron para hacer pan y dulces, y para lavar, limpiar y secar la ropa.
Sin embargo, desarrollos tecnológicos posteriores, tales como motores pequeños usados en las lavadoras y secadoras caseras o pequeñas máquinas para hornear pan en casa fácilmente, mudó muchas actividades de nuevo hacia el hogar y así redujo el tiempo y la energía gastada en el proceso de compra. La revolución digital en línea es un paso importante en esta tendencia de volver a las actividades del hogar. Tiempo y esfuerzo son salvados, por ejemplo, cuando en vez de ir al cine, los consumidores compran y descargan películas en línea para ser vistas en el “hogar”, bien en equipos de televisión, o, cada vez más común, en computadoras.
Desde esta perspectiva, lo que está pasando con las librerías no es inusual. Los “libros” aún son leídos en el “hogar”, pero también son más comprados desde el hogar y no sólo en copias físicas. Los libros digitales son una verdadera revolución, pero sus efectos sobre las librerías son sólo una pequeña parte de un desarrollo tecnológico mayor que ha mudado actividades importantes paredes adentro del hogar.

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