lunes, 25 de mayo de 2009

La "gran Heller". Por Gonzalo Neidal


Los prestamistas nunca han tenido buena prensa.
Ya Shakespeare, a través de Shylock, en El mercader de Venecia, nos advertía sobre la avidez y frío corazón de los que tienen como actividad el prestar dinero a los demás a cambio de un interés. Cuando Raskolnikov asesina a la prestamista Ivanovna en Crimen y Castigo, el lector lo absuelve inmediatamente.
Desde antiguo, los prestamistas no son valorados.

Pero vayamos ahora a Carlos Heller, candidato a diputado nacional por la Capital Federal. Heller no es un recién llegado a la política, aunque se presente en la TV como una joven virgen llena de pudores y candidez.
Heller es un sobreviviente de la desaparición del Partido Comunista argentino, hundido a partir de la implosión de la URSS. Ahora, como tantos, es un progresista abonado al discurso oficial.
Pero Heller tiene un gran problema: su actividad es la de prestar dinero a cambio de un interés. Se trata de una tarea importante y decisiva en el sistema capitalista. Todos sabemos que sin crédito no existe el capitalismo, tal como ya lo afirmaba el propio Carlos Marx. De modo tal, que la actividad de prestamista, de banquero, resulta esencial para mantener este sistema que se llama capitalista.
Pero, como decíamos al principio, esta actividad siempre recibe las críticas, sobre todo desde la izquierda, lugar político donde se halla ubicado Heller. Se considera que prestar dinero y cobrar interés es una actividad “parasitaria”. Se piensa que los financistas viven de los que verdaderamente producen: los industriales, los chacareros, los trabajadores. No es éste nuestro pensamiento, claro está. Pero es innegable que la actividad financiera tiene la condena de amplios sectores, fortalecida en las últimas décadas por la deuda externa, los bancos internacionales, el FMI, a quienes se ubica en la cúspide del poder mundial.
Carlos Heller, como candidato oficialista a diputado nacional por la Capital Federal, acaba de realizar una propuesta de campaña: que se elimine el IVA a los intereses.
¡Qué propuesta tan curiosa! ¡Y tan a contramano del perfil progresista que Heller pretende para sí mismo!
Nos parece que es contradictorio que un feroz defensor de las elevadas retenciones al agro, como Carlos Heller, haga campaña en defensa de los prestamistas. ¿Qué queda entonces para los industriales? ¿O para los productores agropecuarios, cuyos productos –esenciales para la alimentación- abonan IVA?
Claro que Heller ha dicho que realiza esta propuesta pensando en los consumidores, que de este modo verían rebajados el costo de los créditos que toman. Todos sabemos que el IVA es uno de los impuestos más regresivos, que recae sobre el consumidor. Pero esto ocurre en todos los artículos. Y algunos mucho más elementales que la tasa de interés.
Con el argumento de Heller, los que venden materiales de construcción podrían pedir exactamente lo mismo que él, con el argumento que eso rebajaría el precio de la vivienda para los pobres.
Tampoco debería existir el IVA para ningún producto alimenticio, para no afectar la mesa de los trabajadores.
Ni para la ropa y el calzado, tan esenciales.
Ni para los eventos culturales y de espectáculos, para promover la cultura entre los argentinos.
Ni tampoco en la telefonía y computación, para que todos puedan tener acceso a servicios tan importantes.
Y así la lista sería infinita.
Es increíble que sea Heller, que es alguien que en todos los discursos menciona la palabra ética, el que haya aparecido en representación de la banca, con un reclamo sectorial y corporativo en la campaña electoral.
De todos modos, deseamos que salga victorioso en su campaña, que su prédica fructifique y que él acceda a la banca a la que aspira en el Congreso Nacional.
No vaya a ser cosa que saque pocos votos, que no acceda al Congreso y que se le ocurra volver a la conducción de Boca Junior’s.


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