sábado, 23 de mayo de 2009

El debate sobre la libertad en Cuba




En Cuba se debate por la libertad de viajar al exterior y también por la posibilidad de que los cubanos que viven afuera de su país puedan visitar la isla. Un espisodio reciente (la prohibición de los Estados Unidos para que Silvio Rodríguez ingresara al país para un homenaje) reavivó el debate. Hemos tomado del blog de Yoani Sánchez una nota suya y hemos agregado el intercambio de cartas entre Silvio Rodríguez y Adrián Leiva.
Una mirada simple. Por Yoani Sánchez
He leído el intercambio entre Silvio Rodríguez y Adrian Leiva sobre las limitaciones de entrada y salida del país. Ha sido ese tema –precisamente- uno de los más tocados en Generación Y en los últimos meses. Vengo a ser, a mi pesar, una especialista en todos los recovecos de las limitaciones para viajar fuera de esta Isla. Después de comprobar que alrededor mío esas restricciones migratorias no gozan de ninguna popularidad y que hasta un exparlamentario se declara inconforme con ellas, la pregunta que me hago es ¿Por qué siguen en pie?
La respuesta que se me ocurre viene de una cuestión sencilla: ¿Qué pensará mi vecino –militante del partido comunista y que nunca ha sido enviado a un viaje oficial- si yo lograra cumplimentar mis invitaciones al extranjero? Qué va a quedar de su “fidelidad” ideológica al comprobar que ya la incondicionalidad no es requisito indispensable para poner un pie fuera de Cuba. Será un golpe duro para él ver llegar, cargados de regalos, a todos aquellos que ahora están en la lista negra de los que no pueden entrar a Cuba.
Si aplaudir ya no genera el privilegio de poder comprar un refrigerador nuevo, pasar un par de semanas en la playa o recibir un viaje de estímulo a los países de Europa del Este ¿qué ventaja tendrá entonces mantener la máscara? Sólo me queda concluir que el permiso de salida o entrada al país es uno de los últimos diques de contención para que las aguas del comportamiento libre no arrasen con todo. El miedo a no recibir la “tarjeta blanca” ha quedado como una de las pocas razones para seguir simulando.


Señor Silvio Rodríguez:

Quien le escribe es un cubano igual que usted. Primero me solidarizo con su reclamo ante la negativa de las autoridades migratorias de Estados Unidos a otorgarle visa de entrada a ese país. Lamento que su arte musical no haya podido estar presente al acto cultural celebrado en Nueva York, en homenaje a Peter Seeger. Igualmente como la mayoría de los cubanos rechazo todas las leyes extraterritoriales que atentan contra la soberanía de nuestro pueblo.
Aclarado esto, también deseo compartir con usted otra realidad mucha más triste que la negativa de un Estado a conceder visa a un extranjero.

A lo largo de los últimos cincuenta años, miles de cubanos se han visto imposibilitados de entrar en Cuba, incluso para asistir al funeral de un familiar allegado, como puede ser la madre o un hijo. Esto incluye a otros músicos cubanos, artistas radicados en el exterior a quienes les es prohibido entrar a su propio país a pesar de que su arte ha llevado bien en alto el nombre de Cuba. Celia Cruz es el caso emblemático.
Mi progenitora ya tiene 80 años. Se me ha prohibido entrar en Cuba, lo cual indica que también podré sufrir igual atropello a mi derecho humano y ciudadano. Usted no es una amenaza a la sociedad norteamericana. Yo tampoco lo soy para la sociedad cubana. No somos terroristas ni asesinos.
La justicia no puede ser revestida con el manto de la ideología política. Ella es simplemente justicia. La primera de todas las ideologías es el respeto a la dignidad en la condición humana de la persona.
Lamentablemente en nuestra Patria existe una condición llamada salida definitiva, que constituye una aberración antihumana. Esta disposición administrativa es anticubana y representa un acto atentatorio contra el legado de nuestros mambises que lucharon por una Patria Libre para el disfrute de todos los cubanos. El pensamiento que los guiaba era la máxima martiana “Con todos y para el bien de todos.”
Compatriota Silvio: Mi libertad termina donde comienza la suya. Es loable respetar para ser respetado y le doy las más altas garantías que estás líneas están escritas desde el más absoluto respeto a su condición humana y cubana. Por lo mismo espero que usted tenga igual consideración hacia mi persona y hacia el pedido que le haré en su condición de hombre de arte comprometido con la justicia social y las ideas progresistas en consecuencia al tiempo histórico que nos ha tocado vivir.
Le invito a que su voz y su guitarra entonen una canción que reclame la concordia entre todos los cubanos, el respeto a la diversidad, a la unidad de la dividida familia cubana y la cancelación de la nefasta salida definitiva que constituye el mayor oprobio a la sangre derramada por nuestros antecesores. No le pido una canción protesta. Quisiera mejor una canción de amor que toque las puertas de los corazones de todos los cubanos. Sobre todos a los que más precisan de esa palabra.
Invite si quiere a todos los artistas que quieran ser solidarios con está causa de los ausentes. Que canten a favor de que un día también podamos estar presentes. Invite a Fito Páez, Ana Belén, Serrat, Pablo, Chico, Mercedes Sosa, y a todos los que quieran ofrecer su corazón. Canten a la libertad y al derecho de todos los cubanos a estar en nuestra tierra.
Autor: Adrián Leiva
Respuesta abierta al ciudadano cubano Adrián Leiva.
Domingo 10 de mayo, 2009
Sr. Adrián Leiva:
En primer lugar, no he hecho reclamo alguno porque no me hayan dado visa para entrar a los Estados Unidos. Sólo le escribí un correo a mi hermana diciéndole que como no me llegaba la visa para cumplir con la invitación al concierto de Pete Seeger, iba a regresar a Cuba a continuar con mi trabajo. Los organizadores del concierto nos pidieron permiso para publicar mi correo y se lo dimos. Por eso se supo. Dos días después, mientras se llevaba a cabo el homenaje, le escribí una disculpa al Maestro Seeger, explicando por qué ―a mi entender― no había podido asistir a la cita. Alguna prensa después se ha encargado de manipular lo sucedido.
Por otra parte, varias veces me he pronunciado públicamente sobre lo que considero un error de nuestra política migratoria, como la llamada carta blanca o permiso de entrada y salida al territorio nacional, medida que considero obsoleta y que debe ser erradicada. Estoy convencido de que cuando ese impedimento absurdo no exista nuestro país será mejor y todos los cubanos vamos a sentirnos mejor.
No le garantizo que voy a escribir una canción sobre el tema, porque yo no soy el único que manda en eso: también necesito a las musas. Pero sí le prometo que voy a seguir planteando en todas partes que los ciudadanos cubanos deben tener derecho a entrar y a salir de su país cuando lo deseen y, por supuesto, cumplan con los requisitos legales para hacerlo.
Silvio Rodríguez Domínguez.


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