martes, 7 de febrero de 2012

Es lo que hay. Por Gonzalo Neidal

La frase del gobernador, pronunciada en ocasión de la apertura de sesiones de la Legislatura, está destinada a ser recordada a la par de otras igualmente representativas. En el momento en que, tras la tormenta del lunes, varios barrios clamaban por el restablecimiento del servicio de energía eléctrica, José Manuel de la Sota dijo algo inesperado respecto de EPEC. Citó a Cacho Buenaventura, impensado referente filosófico, y tiró la ahora famosa “es lo que hay”.

Probablemente el gobernador haya querido darnos un baño de realismo, tratando de abandonar la trillada vereda de las promesas fáciles, de las soluciones instantáneas pero puramente verbales. Nos puso a todos sobre aviso: la actual situación de la EPEC, ante un meteoro significativo y devastador, no debe hacernos ilusionar acerca de reparaciones rápidas y eficaces.
Pero la frase no cayó bien.
También dijo lo suyo respecto del estado de los colegios, al momento de comenzar el ciclo lectivo: “no todas las escuelas llegarán en condiciones”. Y, por si eso fuera poco, agregó también que en la provincia “estamos escasos de fondos”.
Siempre se ha criticado de los políticos una cierta inconsistencia entre las promesas y los hechos. Siempre se ha reclamado de ellos que midan sus palabras en materia de anuncios formulados a sabiendas de que luego no podrán realizarse. Quizá, teniendo en cuenta ese reclamo, lo que quiso hacer el gobernador es dejar claro cuál es la verdadera situación de la provincia en algunos temas. Lo que se llama “abrir el paraguas” o bien “curarse en salud”.
Pero esto no ha sido bien recibido: le han llovido críticas y reclamos de parte de la oposición y, por supuesto, de algunos vecinos afectados por el corte de energía. Ello, probablemente, lo haga repensar su estrategia comunicacional. ¿Conviene advertir a sus gobernados sobre las dificultades que afronta la provincia o conviene callar y esperar que las cosas se vayan solucionando o bien que las dificultades vayan apareciendo por propio peso?
En el caso de la EPEC quizá haya motivos para que el reclamo de los usuarios, aún teniendo en cuenta la gravedad y el poder destructivo de la tormenta, merezca mucha atención. A un vecino sin luz no debe caerle excesivamente simpática una afirmación incierta como la que escuchó de boca del gobernador. Para todos, una hora sin luz es ya una tortura; varios días, un infierno.
Ocurre también que el nuevo gobernador es ya un antiguo mandatario en la provincia. Va por su tercer período, apenas interrumpido por la gestión de Juan Schiaretti. Ello lo priva del almohadón amortiguador del que gozan todos los ejecutivos durante los primeros meses de gestión: desviar culpas hacia la herencia recibida. En este caso, eso es imposible. Ya nadie se acuerda de Ramón Mestre y de su gestión. En otras palabras: “lo que hay” no proviene de algún albur maldito sino que es una construcción a la que no es ajeno el actual partido de gobierno. Más que decir “es lo que hay”, el gobernador podría haber afirmado “es lo que hemos logrado”.
De todos modos, pintar situaciones poco alentadoras es una novedad en materia de discursos desde el poder. Estamos acostumbrados a que se nos enuncie lo bien que vamos y lo bueno que somos para todo: gente condenada al éxito. Una palabra cuerda y mesurada, aún con gotas de realismo pesimista no debería caernos mal.
Para noticias distantes de la realidad, ya tenemos el INDEC.


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