viernes, 9 de septiembre de 2011

Ajustes publicitarios en la recta final hacia la intendencia. Por Daniel V. González

Al acercarse el final de la campaña electoral por la intendencia de Córdoba, los partidos van afinando la puntería y destinan la publicidad a reforzar aquellos aspectos que, a su juicio, todavía no están consolidados o, piensan, ofrecen algún punto vulnerable.
Hasta el momento de la encuesta realizada por el programa Juntos de Cadena 3, los relevamientos de opinión daban un final cabeza a cabeza entre Olga Riutort y Ramón Mestre. Pero esa consulta, por un lado, y la abrumadora publicidad oficial, por otro, ha logrado avanzar sobre la instalación de la idea según la cual la verdadera disputa es entre el PJ que gobierna la provincia y la UCR, que aspira a recuperar la Municipalidad.
En esta tarea se ha empeñado incluso el propio gobernador electo que en el acto de hace un par de días, al que aceptó concurrir como figura destacada y decisiva.


El PJ de Córdoba tiene mucho interés en gobernar la capital, distinción que el pueblo de Córdoba nunca le ha concedido desde 1983. Salvo, claro, aquella vez en que, en alianza con la UCD logró el triunfo para Germán Kammerath, con quien terminó peleado al poco tiempo.

En este último tramo de campaña, el justicialismo ha focalizado su estrategia publicitaria en algunos puntos que, al parecer, siente débiles y considera fundamentales para el logro de su éxito electoral.

Uno de ellos es la transmisión de la idea de que Héctor Pichi Campana tiene un equipo de colaboradores muy importante (“un equipazo”, enfatiza el candidato). Juega ahí con el exitoso pasado deportivo de Campana.

El reforzamiento de este punto proviene, seguramente, del hecho de que Campana es un reciente llegado a las lides políticas, y que mucha gente puede no verlo con la capacidad y la experiencia necesarias para asumir la intendencia de Córdoba, llena de complejidades. De ahí el énfasis puesto por el gobernador Juan Schiaretti, que aparece en la publicidad contándonos como un secreto, que, en realidad, Campana es un hombre que sabe gobernar casi tan bien como, en su momento, jugaba al básquet. Y, si no supiera o sus conocimientos resultan insuficientes, tiene “un equipazo” que lo respalda.

El otro punto de su publicidad electoral que el PJ ha reforzado en este último tramo de campaña es el destinado a los estratos más pobres de la sociedad. Allí ocurre algo curioso. Esas franjas suelen ser, en todos lados, clientela electoral de justicialismo. Pero en Córdoba su adhesión al PJ no tiene la masividad que en otras provincias. Como ya hemos señalado, el PJ ha perdido influencia en la ciudad capital y muchos de esos sectores pobres estuvieron desde hace algunos años bajo la influencia política de Luis Juez. Antes de eso, era el radicalismo el que había logrado ascendencia política sobre un sector social que, normalmente, no le es adepto.

¿Qué sucede ahora, en la elección municipal? Es Olga Riutort quien ha conquistado amplias franjas de ese electorado. Por su estilo, por su dedicación expresa, por los vínculos heredados de su paso por la gobernación, por la relación que, se empeña en demostrar, tiene con la presidenta.

Hacia esos sectores es que el PJ ha destinado una última cuota de publicidad que tiene como protagonista a Alejandra Vigo. Un tramo de dudoso gusto, que no ha caído bien en la clase media. La candidata a vice intendenta aparece con voz maternal, persuasiva y –por otro lado- casi mendicante, dirigiéndose a ellos con apelativos confianzudos que muchos pueden tomar como demagógicos (“Vamos, panzona”, “Dale, negrita”, “viejito”, etc.).

Esta publicidad parece estar destinada a los sectores donde es Olga y no Campana quien ha calado más hondo.

A estos sectores filo peronistas a quienes Campana les aparece un personaje un tanto lejano, es hacia donde apunta también la idea de la polarización, que esta elección es entre Campana y Mestre, y nadie más. Y que, si se quiere derrotar a Mestre, hay que votar a Campana y no a Olga, que no tiene ninguna chance. Tal la intención publicitaria del PJ.

La intención es similar a la que tuvo Luis Juez en los días finales de la campaña a gobernador: polarizar para provocar fugas de votos afines provenientes de otras listas.

A Juez, no le alcanzó para derrotar a De la Sota.

Está por verse si le alcanza al PJ para vencer a la UCR el próximo 18 de setiembre.

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