(Nota publicada en La Voz del Interior - 31/05/2009)
Qué sería de Cristina sin las AFJP? Es que, pese a la demonización que los K hicieron del sistema privado de jubilación por capitalización, casi todas las medidas tomadas por la Presidenta para hacer frente a la crisis o para ‘mimar’ a dirigentes que sumen voluntades en las próximas elecciones pudieron realizarse gracias a ellas. Es decir, como el sistema de capitalización disponía la intangibilidad de los ahorros de los trabajadores adheridos a las AFJP, acumuló, en 14 años, un fondo de unos 100 mil millones de pesos, del que los K se apoderaron mediante un manotazo histórico.
Gracias a esos fondos, Cristina largó con el plan para la compra del cero kilómetro, siguió con el megaplán (megalómano, más bien) de obras públicas por 110 mil millones de pesos a fines de diciembre del año pasado y, luego, vinieron los planes de impulso para la compra de heladeras, bicicletas, taxis, electrodomésticos, líneas de crédito especiales para Pyme, para empresas exportadoras y, la última y gran perlita, la línea de créditos hipotecarios. Todo, gracias a los fondos ahorrados durante 14 años por los trabajadores para su futura jubilación. También se salvaron compañías privadas al borde de la quiebra, como la papelera Massuh; se proyecta un subsidio para una autopartista y, la última novedad, el número uno de la Anses, Amado Boudou, dijo que terminarán Atucha II gracias a estos benditos fondos. ¡Y pensar que cuando los K anunciaron el manotazo histórico lo presentaron como una medida para ‘salvar’ a los jubilados! ¿Salvación para los futuros jubilados o salvataje para un Gobierno desesperado por dinero fresco? Sin quererlo, Florencio Randazzo, ministro del Interior, mostró hace unos días las cartas sobre la mesa: "Sin la nacionalización de los fondos de las AFJP, la situación actual del país frente a la crisis internacional sería otra", dijo durante un lapsus, aunque después volvió a arremeter con las muletillas K. "El regreso de los fondos de las AFJP terminó con una gran estafa. Ese dinero era manejado según el antojo de algunas empresas privadas", sentenció. Cristina, por su parte, se queja porque sostiene que ahora que los fondos están en la Anses se les dice ‘la caja’, mientras que "cuando estaban en manos privadas y los giraban para afuera nadie decía nada", y rebosa de orgullo al decir que, gracias a ella, esos fondos estarán donde deben estar, en manos argentinas. ¿Se puede ser tan cínica? Nadie puede desconocer que la cartera de inversiones de las AFJP estaba diseñada, regulada y controlada por el Estado. Néstor también sabe que durante toda su gestión eso se mantuvo así, con topes para los giros al exterior que no llegaban al dígito y obligaba a que la inmensa mayoría de los fondos financiaran los bonos que emitía el Estado. Con la caja en sus manos, el Gobierno también promueve ahora la designación de directores propios en las empresas privadas por las acciones acumuladas en muchas compañías debido a las inversiones que las AFJP habían realizado en ellas. Por entonces, cada administradora tenía un tope de cinco por ciento de inversión por empresa. El Estado, al quedarse con las inversiones de todas las AFJP, acumula porcentajes mayores en las compañías, lo que le permite designar directores. "Lo hacemos para cuidar la platita de los argentinos", dice Néstor ante esa realidad rechazada por el sector privado y con un discurso inexplicable. Que también muestra las contradicciones K, porque si todos los fondos invertidos por las AFJP iban al exterior, como dice Cristina, cómo puede ser que ahora tengan tantas acciones de empresas argentinas. En fin, con todo, quizá una de las aristas más preocupantes de todo esto es comprobar que luego de seis años de crecimiento a tasas chinas y habiendo vivido "el período de mayor crecimiento en los últimos 200 años", como le gusta decir a la Presidenta, su suerte, nuestra suerte, dependa hoy, en buena medida, de aquel manotazo histórico. La verdad es muy difícil saber qué hubiese sido de Cristina sin las AFJP.
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