La distancia entre Argentina y Brasil se estira. Pero no solo en lo que respecta al grado de desarrollo económico entre uno y otro país. En este sentido, está claro que Brasil se nos escapa cada día un poco más.
También en lo ideológico y conceptual, nos vamos distanciando.
¿Quién puede dudar que el MERCOSUR se ha debilitado durante todos estos años? Cada vez más las políticas de uno y otro país se van diferenciando, cada vez más se va horadando una relación que para nuestro país resulta estratégica.
Ahora Argentina ha presentado sola un documento ante la OMC (Organización Mundial de Comercio), en el que fija su posición contraria a la liberalización económica propuesta por los países más poderosos del mundo. Argentina promueve aranceles altos para proteger a sus industriales. Brasil tiene una posición más flexible al respecto.
¿Puede pensarse acaso que nuestro país ha mantenido una firme posición de defensa de su industria mientras Brasil ha claudicado ante las presiones de los centros imperiales? Sería ésta una forma muy simple de ver las cosas. La posición de Brasil acepta mayores recortes en los aranceles, o sea una menor protección. Esta diferencia quizá radique en que los industriales de Brasil se sienten en condiciones de establecer una competencia más franca con el resto del mundo que los de Argentina. La creciente fortaleza de la industria de Brasil ha hecho que su clase industrial ahora se anime a competir y que no aspire a una protección arancelaria tan elevada como la que demandan los nuestros.
Los aranceles elevados son quizá el modo más tradicional y antiguo utilizado para proteger el mercado interno de la invasión de las mercancías extranjeras. En la Argentina han sido utilizados en distintos gobiernos y durante largos años. ¿Cuántos años o décadas más necesitan nuestros industriales para ponerse a tono en calidad de producto, inversión tecnológica, diseño, etc. para competir con el resto del mundo? ¿Cuánto tiempo más hay que proteger a la industria a costa de que los argentinos consuman productos más caros y de menor calidad, para que nuestra industria se desarrolle?
Mientras tanto, el MERCOSUR sigue deteriorándose por falta de ánimo para conciliar políticas con Brasil, a quien los Kirchner miran con recelo. La presidenta ha dicho varias veces que siente envidia por la clase industrial que tiene Brasil. Pues bien, a Brasil esos industriales no le llovieron del cielo. Su industria ha sido construida pacientemente a lo largo de muchos años durante los cuales el estado y sus empresarios se propusieron objetivos que fueron cumpliendo.
Claro que en Brasil no ha estado ausente la protección arancelaria. Pero llega un momento en que necesariamente se deben obtener resultados que fortalezcan a la industria y hagan que la protección mengüe y tienda a desaparecer. Si nuestra industria es tratada permanentemente como desvalida, siempre será desvalida. Siempre estará acostumbrada al salvataje estatal, siempre estará esperando el apoyo del estado, siempre querrá una devaluación que los vuelva competitivos.
Mientras tanto, Brasil seguirá alejándose de nosotros.
Alejándose en todo sentido.
Nota publicada en La Mañana de Córdoba. 02-12-2008.
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