NUEVA YORK.- Imagine un paciente que debió ser llevado en situación altamente crítica a la sala de emergencias. Sí, su vida puede haber sido salvada justo a tiempo, pero eso no quiere decir que esté listo para abandonar el hospital. Por el contrario, sigue muy enfermo y no tenemos idea de cuándo se recuperará.
Para Paul Krugman, reciente premio Nobel de Economía, célebre columnista de The New York Times y profesor estrella de la Universidad de Princeton, la metáfora del enfermo es la más adecuada para entender la situación económica actual.
"Creo que la economía global se está estabilizando, que no es lo mismo que decir que está mejorando, pero es un paso importante. La producción está creciendo, lo mismo que el PBI en las principales potencias."
-¿Vienen días más prósperos?
-Esta situación no debe interpretarse como que se está camino a la prosperidad, sino simplemente que se ha detenido la caída desde el precipicio. Miro las grandes economías hoy y encuentro que su futuro aparece como Japón en los 90, con una situación económica persistentemente deprimida, pero no catastrófica, explica a LNR el hombre que es autor de una treintena de libros (que van desde trabajos técnicos, como Trade Policy and Market Structure hasta best sellers, como The Great Unravelling).
De cualquier manera, para un analista que se ha definido a sí mismo como "pesimista por naturaleza" ésas ya son noticias para alegrarse cautelosamente -o, en términos más "krugmanianos"- al menos dejar de deprimirse. Y él, por lo pronto, adelantó a LNR que pensaba pasarse las siguientes dos semanas "más preocupado acerca de si podré subir la próxima colina en bicicleta que sobre el futuro del mundo".
Krugman no sólo fue la bestia negra de la administración republicana, sino que es considerado uno de los críticos más acérrimos que tiene el presidente norteamericano Barack Obama desde la centroizquierda americana.
-¿Qué opina de la actuación de los líderes mundiales con relación a la crisis?
-El presidente Obama no está haciendo lo suficiente, y en los países europeos las políticas también son inadecuadas. Hasta ahora no hemos visto demasiado movimiento para aumentar las regulaciones, así que temo que en unos cinco años el sistema no será demasiado diferente del que teníamos en 2007, con lo cual seremos vulnerables a una nueva crisis.
En su columna en The New York Times, a menudo Krugman ha ido más allá. Por ejemplo, el día en que se anunciaron los detalles del plan de salvamento, el experto escribió sobre su "desesperación" porque "Obama aparentemente aceptó un plan financiero que, en esencia, da por sentado que los bancos son fundamentalmente sólidos y que los banqueros saben lo que están haciendo. Es como si el presidente estuviera determinado a confirmar la creciente percepción de que tanto él como su equipo económico están fuera de contacto con la realidad, que su visión sobre la economía está nublada por sus lazos excesivamente cercanos con Wall Street".
Prueba evidente del poder de la palabra escrita de Krugman fue que el presidente, en una conferencia de prensa y con una ligera nota de irritación en la voz, lo invitó a ofrecer un mejor plan para arreglar el sistema bancario.
Sin embargo, Obama -que por entonces pronunció mal su apellido, como "Kragman", algo que el economista no olvidó- nunca hizo nada por conocer personalmente a Krugman, quien tampoco fue invitado a participar del equipo económico, como muchos esperaban.
"Soy por naturaleza inapropiado para tener un puesto en cualquier gobierno -aclara a LNR-. No me sale ser bien educado y tengo poca paciencia para las tonterías. Pero, además, gracias al hecho de trabajar en un diario nacional, tengo una plataforma muy pública desde la cual opinar sobre políticas. Me cuesta pensar que cualquier posición en el gobierno podría ser mejor en cuanto al servicio que le puedo dar al público."
-Pero, ¿no era que los diarios son cada vez menos importantes y están camino de desaparecer?
-El futuro nunca llega tan rápido como pensamos. Y aunque obviamente es una industria con problemas financieros, creo que, aun cuando diarios pequeños desaparezcan, no hay nada como ser un diario nacional como The New York Times. Así que soy cuidadosamente optimista respecto de casos como el de mi empleador.
Salvar la civilizacion galactica
En los últimos años, la fama de Krugman se ha vuelto exponencial, no sólo por el Nobel, sino porque se considera que predijo mucho de la crisis internacional que se venía.
Sin embargo, asegura que hubiera preferido haberle errado esta vez.
-¿No tuvo nada de sorpresa?
-No esperaba ver durante mi tiempo nada que se asemejara a la crisis de 1930, y no creo que haya nada gratificante en tener que vivirla, naturalmente.
Las crisis no son para él un entretenimiento pasajero, sino uno de los principales temas en los que siempre ha enfocado su carrera.
-Digamos que me interesan más los problemas potenciales que los posibles beneficios. Soy un realista, pero con una inclinación pesimista respecto de lo que me interesa analizar.
Esto lo ha llevado en repetidas ocasiones a estudiar la Argentina, aunque, esta vez, a las preguntas concretas sobre el país pide no responder.
-Resulta que no he estado haciendo mis deberes sobre América latina, y haciéndolos poco sobre los países emergentes en general. Antes, para ver una crisis, tenía que tomarme un avión a Buenos Aires o a Yakarta. Ahora me es suficiente con tomarme el tren que va de mi casa a Manhattan -resume.
-Al menos teniendo en cuenta este contexto, ¿cómo ve a América latina?
-Dado lo terrible de la crisis internacional, creo que América latina no se ha movido particularmente mal en el asunto. Esto no quiere decir que allí las cosas anden bien, pero al menos los bonos de países emergentes se han mantenido y los gobiernos han desarrollado políticas más o menos moderadas respecto de las contracciones fiscales y monetarias. Así que si uno quiere ver algo parecido a la vieja América latina tiene que mirar al Este europeo. Argentina no es la nueva Argentina, Letonia es la nueva Argentina.
-¿Qué le recomendaría al ciudadano medio argentino que quiere cuidar el bolsillo?
-No hace falta poner el dinero bajo el colchón, pero sí hay que ser muy prudentes a la hora de comprar cualquier activo riesgoso, y controlar mucho los gastos.
-¿Y al Gobierno?
-Con relación a la crisis internacional, no hay mucho que una economía pequeña pueda hacer al tener una autonomía limitada, pero sí es importante dejar que el tipo de cambio se ajuste y evitar políticas de contracción del crédito. Los mercados emergentes están hoy menos dependientes de los flujos de fondos internacionales, así que veo menos problemas que en 1997 o 1998, o en la Argentina de 2002. Puede decirse que han hecho un digno trabajo de atravesar esta crisis internacional sin que ésta les inflija un daño catastrófico.
Descendiente de inmigrantes judíos pobres que llegaron a Estados Unidos desde Rusia, nació en 1956 y creció en una pequeña casa suburbana de Long Island. Muy tímido y retraído en la escuela, su interés por la economía nació de una fuente inesperada: los libros de Isaac Asimov, en los cuales los especialistas en ciencias sociales, los únicos que realmente comprenden la dinámica del mundo, salvan a la civilización galáctica. "Eso es lo que yo quería ser, y ser economista era lo más cercano", asegura.
De cualquier manera, tras su paso por la Universidad de Yale y con el doctorado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), la idea que el joven investigador tenía sobre su futuro era la de ser "un tranquilo académico del tipo que usa sacos de tweed con pitucones en los codos y se sienta con una pipa en un sillón (a pesar de no ser fumador)", confesó a poco de ganar el Nobel.
Gran admirador de John Maynard Keynes, y con una ideología que muchos han asemejado a la socialdemocracia europa, se dedicó a buscar su propia gran idea.
Krugman ya era uno de los economistas más importantes de su país antes de cumplir los 30 años, pero la Academia Sueca finalmente lo premió en 2008 por su análisis sobre los patrones comerciales y la localización de la actividad económica. Desde entonces, según él mismo sostiene, su vida no ha cambiado mucho: "Por supuesto que fue un honor. Pero antes de que me lo dieran ya era un personaje de la esfera pública acosado y sobreexigido, que es básicamente lo que soy hoy también".
Krugman, sin hijos y casado en segundas nupcias con Robin Wells, una economista que ha colaborado en algunos de sus libros, vive en las bucólicas cercanías de la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey. Allí, tras el premio, ni siquiera pidió que le dieran un lugar más privilegiado para estacionar su auto, cuando, en Estados Unidos, la mejor cochera es el más claro símbolo de que uno se ha vuelto importante.
"Nada es seguro -concluye-, pero veo un futuro razonable para la región de América latina. No es tan riesgosa como antes para invertir y, aunque el riesgo continúa siendo alto, con la crisis internacional estamos viendo que ese riesgo está más equitativamente distribuido en el mundo."
Dice Krugman. Y se marcha raudo a pedalear.
Por Juana Libedinsky
Perfil
Nacido en el estado de Nueva York en 1956, es conocido tanto por sus contribuciones al conocimiento económico en el campo del comercio internacional como por su capacidad para hacer llegar sus teorías económicas de forma accesible a un público amplio, principalmente a través de sus columnas en The New York Times.
Sin embargo, él asegura que sus trabajos cortos en idioma llano para el matutino y sus trabajos largos teóricos en la academia -que reconoce como "básicamente incomprensibles" para el público general- tienen una raíz en común. "Siempre trato de llegar al meollo de la cuestión y ver qué está pasando en realidad, qué necesitamos saber, cuál es la esencia de la historia."
Graduado en Yale en 1974, luego recibió un doctorado en el MIT. Actualmente profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton, ha ocupado posiciones académicas destacadas en el MIT y en la Universidad de Stanford. Es autor de una treintena de libros -entre ellos, El internacionalismo pop, Geografía y comercio y Vendiendo prosperidad- y de más de doscientos artículos, publicados en las más prestigiosas revistas especializadas.
Su reputación se fundamenta en trabajos académicos sobre finanzas y comercio internacional, campo en el que creó los conceptos de "nueva teoría del comercio" y "nueva geografía económica". En reconocimiento a su trabajo, la American Economic Association le concedió, en 1991, la medalla John Bates Clark, un premio bianual que se otorga al economista de menos de cuarenta años que haya realizado una contribución significativa al conocimiento en ese campo científico. Luego ganó el premio Príncipe de Asturias y, recientemente, el Nobel de Economía. Casado y sin hijos, su pasatiempo es andar en bicicleta.
La pesadilla de Obama
"De chico era tan tímido que me resultó un shock la forma en que resultó ser de adulto", confesó recientemente Anita, la madre de Paul Krugman, a Newsweek.
La revista americana titulaba la larga nota con una frase que dio que hablar: "El dolor de cabeza Nobel de Obama".
En efecto, Krugman, uno de los principales enemigos de las políticas neoliberales del presidente George W. Bush, y quien más duramente atribuyó a las políticas fiscales y a la desregulación la responsabilidad de propiciar la actual crisis financiera, es hoy uno de los críticos más duros del nuevo presidente.
Desde una posición de centroizquierda -su ídolo de la juventud era John Maynard Keynes-, Krugman se ha mostrado escéptico respecto del salvataje de los bancos y de la posibilidad de una recuperación económica como la que se anuncia en el nivel oficial.
En la Argentina
El célebre Premio Nobel 2008, Paul Krugman, volverá a la Argentina, donde ya participó de diversos encuentros.
Llegará a Buenos Aires el 27 de octubre para participar del World Business Forum, un evento que convoca habitualmente a más de 5000 ejecutivos en New York, Frankfurt y Milán.
Como parte de una agenda que reúne a los pensadores más importantes del mundo, Krugman analizará el nuevo mapa económico y su impacto regional y local.
Se calcula que más de mil ejecutivos asistirán a este evento, que tendrá lugar los días 26 y 27 de octubre. Está organizado por el multimedio HSM, y se realizará en el Hotel Hilton de la ciudad de Buenos Aires.
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